Cada país tiene una forma de construir representativa. Bien es cierto que hay estilos que se han estandarizado y extendido por diversos países (como es el caso de los Lofts o las viviendas para obreros de la década de los 50 y 60 del pasado siglo). Pero también existen otras edificaciones que tienen un estilo propio y que son representativas de determinados lugares. En España, por ejemplo, si visitamos Barcelona quedaremos encandilados de sus casas de estilo modernista que, en la actualidad, se utilizan como viviendas u oficinas.
En Alemania, también existen diferentes tipos de casas. Estas son las más llamativas:
Hochhaus:
Su traducción literal sería casa de gran altura es decir, un rascacielos. La mayoría de las veces están destinados a un uso exclusivamente laboral, con oficinas pertenecientes a uno o varios negocios en cada planta. Aunque, otras, los vecinos y los trabajadores se entremezclan. También existen torres destinados únicamente a albergar viviendas particulares.
Una de las principales ventajas de esta edificación parece más que obvia: sus vistas. Cuanto más elevado se encuentre el piso en el que residamos, mejores panorámicas de la ciudad podremos disfrutar.
Reihenhaus:
Imagen obtenida de Wikipedia. Con este término se denomina a las casas de dos plantas, de estilo unifamiliar, que están adosada a unas a otras. Son de construcción idéntica (tanto por fuera como por dentro) y suelen tener un comedor, una cocina y alguna sala común en la planta baja, y los dormitorios con sus respectivos aseos en la planta alta. En ocasiones, todas las casas de una misma manzana se unen, en una especie de cuadrado cerrado, con un pequeño jardín comunitario en su interior.
Este tipo de viviendas fue muy popular en la Inglaterra del siglo XIX y, poco a poco, fue extendiéndose a otros países como Países Bajos, Bélgica y, claro está, Alemania.
Altbau:
Imagen obtenida de Wikipedia. Se consideran viviendas de construcción antigua todas aquellas levantadas antes de la Segunda Guerra Mundial. Dos de sus características más significativas son los techos altos y los acabados en madera de los suelos y las escaleras. Las fachadas también resultan muy llamativas. Aparecen decoradas con adornos de estilo neoclásico y, a veces, pintadas con colores vistosos. También es habitual encontrar figuras o relieves.
En la actualidad, la mayoría han sido reformadas y cuentan con doble acristalamiento y calefacción central. Además, muchas de ellas son edificios protegidos por lo que, en el portal, se puede ver una placa con el escudo del Bundestag al que pertenezcan.
Reethaus:
Imagen obtenida de Wikipedia. Este tipo de casas son típicas del norte de Alemania y lo que más llama la atención de ellas son sus tejados de paja. Generalmente están en zonas pantanosas y se las conoce también como Reetdach, Reethus o Reetdachhau.
Su origen data de la Edad Media y algunas, como las de Mecklenburg-Vorpommern han sido incluso reconocidas como patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, en el año 2014.
Loft:
Imagen obtenida de Unsplash. Como explicaba al comienzo del post, los Lofts son un tipo de vivienda que se ha homogeneizado y extendido hasta tal punto, que da igual en la ciudad en la que nos encontremos. Todos ellos comparten la misma particularidad. Se trata de un espacio diáfano, sin paredes que separen las diferentes estancias.
Para saber cómo surgen este tipo de residencias hay que remontarse al Nueva York de los años 50 y 60 del pasado siglo. Las elevadas rentas de la ciudad y la necesidad de un lugar en el que desarrollar sus trabajos artísticos, llevó a determinados grupos de la población a ocupar, de manera más o menos clandestina, viejas fábricas y otros emplazamientos abandonados.
Hoy en día muchos de estos espacios han sido completamente reformados y, pese a que mantienen su estructura clásica intacta, se han convertido en galerías de arte, restaurantes o tiendas que nada tienen que ver con las connotaciones artísticas del pasado.
Imagen de cabecera obtenida en Pixabay.