Hay meigas borrachas de ponche, magas con varita o habilidosas hechiceras engendradas en noches de luna llena. Hay brujas blancas y brujas negras. Unas lucen verruga en la napia y otras móvil de última generación. Hay brujas buenas y otras menos buenas. La mayoría, sin embargo, son un poco hijas de bruja.
Pero en este libro también hay guerreros fanfarrones, inspectores de fraudes y amables golems sexuales. Hay enanos, trolls y trolls enanos. Y, sobre todo, mucha juerga: ritos, sacrificios, cosmética mágica, patatas fritas, pociones y cataplasmas, blinis de caviar y champán por un tubo. Hay hasta máquinas expendedoras de hostias y vibradores aptos para lavavajillas.
Los autores y autoras de Haberlas haylas se han marcado un libro divertidísimo, repleto de locas aventuras, personajes cachondos y atribulados, algo de magia y mucha mala leche. ¿El resultado? Un libro embrujado, parido directamente en castellano. O sea: un objeto en extinción
Reseña: Ya hace tiempo que esta antología corretea a mi alrededor, como uno de los trolls del relato de Sergi Álvarez. Precisamente él y Pablo García estuvieron también en nuestro podcast Café Librería: Humor: Haberlo, Haylo hablando de esta antología y del humor en la literatura.
Haberlas haylas es la clara muestra del buen estado de salud que gozan los autores del género en nuestro país, reuniendo en esta colección de relatos tanto autoras como autores listos para hacernos reír a carcajadas o como mínimo, sacarnos una sonrisa cómplice.
Tenemos relatos, como el de “Brunch” de Gabriella Campbell, en el que la reuniones dominicales de un grupo de amigas nos permitirán adentrarnos en su mundo manteniendo el ritmo y sorprendiéndonos con pequeños golpes de efecto que te hacen sonreír, sin tener muy claro si estás con ellas o contra ellas. Con quien tengo clara la alienación es con los padres protagonistas del relato “Adivina quién viene a cenar esta noche, de Sergi Escolano, uno de mis favoritos de la antología. Menuda paciencia tienen, los pobres.
“Brujas S.L.” de Ana González Duque apuesta por una narrativa algo distinta, y nos cuenta esta historia ambientada en una empresa a través de los distintos correos electrónicos que cruzan los empleados. Sofía Rhei, en su relato “Voces en la cabeza” nos hará recordar con auténtico terror las clases de educación física en el colegio (yo también tuve una profesora terrible, aunque la de esta historia la supera con creces!)
No todos los relatos de esta antología tratan de magia y hechicería como tal, pero Sergio S. Morán con “Aquelarre” le da una vuelta de tuerca a la reunión de brujas más conocida para darle un grandioso toque de humor. O “Expender chocolatinas, matapelo y hostias como panes” de Bandinelli, otro de mis relatos favoritos, donde la protagonista asistirá estupefacta a algo que no esperaba ver en su vida: Brujas trabajando.
Como siempre que reseño antologías, tengo que decir que no todos los relatos me han parecido a la altura del reto propuesto, pero en general, y siendo un reto complicado el que tenían este grupo de escritores por delante, hay que decir que prácticamente de principio a fin la calidad de los relatos es muy buena, algo como ya sabemos difícil de lograr en una recopilación de relatos.
No puedo acabar la reseña sin hablar de Mil seiscientos doce, de Pablo García. Qué harías si llegas a tu casa y encuentras que te están construyendo, sin tu conocimiento, una torre de brujería gracias a un ascenso laboral no deseado.
En resumen: Una antología que puede gustar tanto a los amantes de la literatura fantástica que gustan desatarse de vez en cuando el corsé del género, como de los que están buscando echarse unas risas con estos pedazo de autores. No decepcionan en absoluto, como los golems de Abel Amutxategui en su relato: Satisfacción garantizada. Puntuación: 4/5.
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