Reseña: Para empezar esta reseña, tenemos que viajar un poquito atrás en el tiempo, no mucho. Antes de irme de vacaciones, hice una de mis visitas habituales a la librería Gigamesh y Antonio hizo parar en seco mi pila de lecturas ofreciéndome un tesoro: el próximo lanzamiento de Nova, La tierra errante de Cixin Liu. Me lo llevé a casa y realmente me estaba dando rabia no poder compartir por rrss lo mucho que me estaba gustando este libro. ¡Todos los relatos son geniales!. Devoré sus más de 400 páginas en apenas unas tandas.
Gracias nuevamente, Antonio, por introducirme de lleno en el mundo de Cixin Liu. Aunque entiendo que te llamen Librero del mal, porque ahora me veo en la “obligación” de leer la Trilogía de los tres cuerpos.
Si estáis buscando una antología de relatos de ciencia ficción, pero que sea “asequible” a pesar de los conceptos que introduce, como en El sol de China o El gran cañón de la Tierra, y que a la vez den importancia a la Tierra y nuestra propia fragilidad, que nos obliga a luchar por la supervivencia de la especie, como La tierra errante o La era micro, esta es vuestra antología. Dadle una oportunidad.
Ahora voy a hablar un poquito de cada uno de los relatos:
La tierra errante. Detener la rotación de la Tierra había tomado 42 años, gracias a doce mil motores instalados en Asia y Norteamérica que provocan además unas temperaturas entre 70 y 80 grados. El protagonista del relato es un niño en esta “Era de la frenada”, la primera de una serie para lograr salvar la Tierra; un plan que tomará 2500 años. Uno de mis relatos favoritos de la antología, que te tiene en vilo desde el principio hasta el final.
Montañas. Feng Fang es un geólogo que lleva cinco años a bordo de un barco, sin querer pisar tierra. El capitán, extrañado ante tal circunstancia, quiere saber el por qué, y Feng Fang contará al fin su historia. Aunque puede que no se haya alejado tanto de las montañas como espera.
Añoro las montañas (…) Aquellas montañas distantes se convertieron para mí en un símbolo de todas esas cosas en la vida que aún pudiendo ver con total claridad, nos siguen resultando inalcanzables.
Este relato, aunque tiene cierta parte que me resultó algo farragosa, en su concepción y desarrollo resulta ser una idea muy original y que logra sorprender.
El sol de China. Shui abandona la aldea en busca de un futuro. Su familia es tan pobre que incluso un recurso como el agua les resulta inaccesible, por lo que su objetivo es conseguir trabajo en una explotación minera cuyas condiciones son tan duras que siempre hace falta mano de obra. Pero lo que Shui no imagina es que llegará más lejos de lo que nunca habría podido imaginar gracias a los avances tecnológicos y a las ideas de un soñador.
En beneficio de la humanidad. Sinestrías tiene un objetivo, aunque a priori parece una tarea fácil: un sintecho, un pintor y una pordiosera son las personas de las que debe encargarse, pero ¿por qué? ¿Qué clase de amenaza pueden suponer ante las clases altas esas tres personas?.
La era micro. Tras 30 años de viaje (unos 25000 años terrestres) y alcanzar la órbita de Plutón, el protagonista se da cuenta en su viaje de regreso, que es el último humano que queda en el universo. De todos modos, se acerca a la Tierra en busca de respuestas.
El gran devorador. La nave que da título al relato viaja a través del espacio devorando planetas, absorbiendo todos sus recursos y dejándolos totalmente inertes. Epsilon Erídano fue su última víctima, y logran avisar a la Tierra: la nave devoradora llegará a nuestro planeta en cien años.
¿Quién cuidará de los dioses? Qiu Sheng y su familia conviven con un dios. Este hecho puede sonar muy importante, pero es que tres años antes llegaron a la Tiera 21530 naves con dos mil millones de anciones que se presentaron como dioses. Rogaban ser cuidados en sus últimos días de vida por los humanos. Lo que empieza siendo un gran honor, resulta convertirse en un auténtico suplicio para las familias.
Con sus ojos. El protagonista solicita permiso para unas pequeñas vacaciones, algo que le es concedido si atiende a una petición: debe llevar consigo los ojos de una tripulante espacial que está en órbita. Dichos ojos son una especie de gafas que conectan ambas personas, así ella podrá ver, escuchar y sentir lo que él experimente durante esos días.
El gran cañón de la Tierra. Nuestro planeta se halla en la fase final de la erradicación total de las armas nucleares. El doctor Shen Huabei, decide criogenizarse a la espera de un remedio para una enfermedad por el momento intratable. Cuando despierte, descubrirá que nada es como imaginaba.
En resumen: Una antología que me ha mantenido totalmente atrapada entre sus páginas. Todos los relatos me han aportado algo y creo que pueden convencer tanto a los amantes del género como a los que quieren iniciarse en él. Puntuación: 5/5