Tuve la suerte de disfrutar de esta visita con unas temperaturas otoñales y con mi sobrino alemán, al que no puedo querer más. Observar desde allí arriba, lo que era tan desconocido al principio pero que después de medio año se ha convertido en habitual: ¡es lo más! Las calles de mi nuevo barrio, los rascacielos más míticos, los rincones del Central Park o hasta la Estatua de la Libertad: ¡todo desde allí arriba luce espectacular! Y parece que disfrutar de unas vistas tan descomunales, no entiende de edades. El pequeño que por aquel entonces apenas tenía un año, estaba atónito y no dejaba de señalar a través del ventanal.
La visita al mirador del Empire State Building, es una experiencia muy buena que te permite disfrutar privilegiadamente de las dimensiones que tiene esta impresionante ciudad: ¡tanto en horizontal como en vertical! En nuestro caso, solamente accedimos al observatorio de la planta 86 que está al aire libre y cuesta 37$ por cabeza. Pero por 20$ más, existe la posibilidad de comprar otro billete más completo y que también te permite el acceso a la planta 102. Al parecer este mirador está acristalado y situado justo en el famoso pináculo. ¡Sí, eso es! Famoso en el mundo entero por tener al mismísimo King Kong encaramado.
No olvidéis que con vuestra entrada, podéis disfrutar de dos exposiciones permanentes dentro del edificio: *Sustainability* y *Dare to Dream*. Con la primera, conoceréis más al detalle su planificación y posterior construcción. Mediante la segunda, descubriréis cómo va eso de la sostenibilidad del segundo edificio más alto de Nueva York. ¿Qué me decís? ¿Algun@ de vosotr@s ya tuvo la suerte de estar allí? ¿Qué os pareció la experiencia?
¡Espero vuestros comentarios! ¡Y hasta la próxima!
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