Hacía mucho tiempo que nos rondaba la idea de hacer el Camino hacia el final de las tierras conocidas, costumbre medieval de alargar un poquito más la ruta y acabar frente al mar en el mismísimo Cabo de Fisterra.
The idea of doing The Camino towards the end of the known lands is besetting us since long time ago. This ancient way was a medieval habit of stretching a little more the route and finishing just in front of the sea in the Cape of Fisterra.
Salimos de la villa de Negreira bajo la neblina tan típica de las poblaciones gallegas asentadas sobre la orilla de un río. Atrás dejamos el albergue San José, su hospitaleiro, Juan, nos había esperado amablemente hasta bien entrada la noche anterior.
Descansamos lo justo, y pedíamos a gritos el sol del veranillo de San Miguel para alegrarnos la marcha y olvidar las justas fuerzas. Fue el reencuentro con El Camino tras un mes perdido en lesiones siempre inoportunas, más aún cuando echas de menos un poco de mochila, botas y polvo para andar.
Apenas tardamos en conectar de nuevo. Las corredoiras imprimían carácter a la senda, esta vez salpicadas con cuidados hórreos de piedra desde su misma base. Efectivamente estábamos de nuevo en El Camino, poco a poco los males fueron pasando, el tiempo se dilataba y las buenas sensaciones recorrían desde la propia suela de nuestras botas, hasta el pañuelo atado al cabello.
Ante nosotros, un magnífico viaje hasta los confines de la vieja Europa.
De Negreira a Olveiroa. (Camino de Santiago a Fisterra)
We go out from the village of Negreira under the mist that is so typical in Galician towns settled close to the bank of a river. We leave San José hostel behind us, where its hospitaleiro, Ju
We had the rest the minimum necessary, and asked for the sun of the short summer of San Miguel to cheer us up the march and forget the short of strenghts. It was the reunion with The Camino after a lost month because of injuries always inconvenient, even more when you miss a backpack on your shoulders, walking with your boots and the dust on the path.
We felt the connection with The Camino right away. The corredoiras gave character to the path, this time dotted with stony hórreos. We were again in The Camino indeed, step by step our pains were over, the time was prolonged itself and the good sensations went through the tends of our boots, up to the headscarf.
In front of us, a magnificent journey up to the boundaries of the ancient Europe.
From Negreira to Olveiroa. (Camino de Santiago a Fisterra)
Photography by WomanToSantiago
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