¿Mente llena o atención plena?
El mindfulness tiene su origen en las prácticas de meditación orientales. Son muchos los estudios científicos que demuestran su eficacia, no solo para la salud psíquica, sino también para la física. Su uso se ha extendido a diversos ámbitos como la psicología y la educación y su práctica nos ofrece numerosos beneficios que permiten aumentar nuestro nivel de bienestar.
La atención plena y consciente aumenta nuestra capacidad de relajación, nos ayuda a dormir mejor, reduce los niveles de estrés, cambia y mejora la estructura cerebral y el cuerpo a nivel celular. También nos ayuda a perder peso y mantener un peso corporal equilibrado. Gracias a esta práctica se ejercitan actitudes como la curiosidad, la paciencia, la confianza, la aceptación y el amor.
Vivir el momento presente
Practicar mindfulness no es difícil, de hecho es muy sencillo. Lo realmente complicado es mantener la constancia, y es que sus beneficios solo se experimentan cuando se ensaya con regularidad.
Para empezar puedes colocarte en una posición cómoda pero erguida, cerrar los ojos y prestar atención a tu respiración sin juzgarla ni modificarla. De esta manera ya habrás empezado a practicar mindfulness.
Concentración de la atención
Curiosamente, el mindfulness se encuentra en todas las religiones del mundo. El aspecto consciente de la atención tiene muchos nombres: zikr en el Islam, kavaná en el judaísmo y el samadhi en el budismo y el hinduismo.
Te invito a que veas el siguiente vídeo: "Basta con 10 minutos de Conciencia" por Andy Puddicombe, experto en meditación y mindfulness.