Una senda recorre el interior de un pinar autóctono en el norte de Palencia
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Viajando aguas arriba del Carrión, Velilla es la puerta de entrada a la montaña Palentina. Guardo la antesala. Un poco más abajo quedan las llanuras cerealistas y las interminables choperas que acompañan el discurrir del río mientras hilvana las localidades de Palencia, Carrión y Saldaña. Para quien remonta sus frescas vegas, el murallón montañoso que sirve de límite al norte de la provincia se hace cada vez más contundente y rotundo hasta que, al llegar a Velilla del Río Carrión, todo en derredor se ha convertido en piedra caliza y laderas montañosas desde cuyas cimas se divisa media provincia. Todo no: entre tanta montaña destaca -también desde muy lejos- con una interminable fumarola la chimenea vaporosa de la central térmica que aprovecha las aguas de un río que aún a esas alturas no se ha repuesto del susto de tanto embalse como media entre su nacimiento y la localidad.
Casi enfrente de la humeante chimenea, tan discreta que casi ni se percibe, queda uno de los dos tesoros con que cuenta la localidad: la fuente de La Reana, un manantial de flujo intermitente y forma rectangular, rematado en sillería y de cuyos muros arrancan tres arcos, de los cuales uno de ellos es vestigio de época romana. Otro resto romano es la mitad del ara, altar dedicado tal vez a alguna deidad relacionada con el agua, que se encuentra en su cabecera. Este manantial se ha identificado con las Fuentes Tamáricas a las que ya se refirió el historiador y geógrafo romano Plinio el Viejo en el siglo I, en su Naturalis Historia. La incomprensible intermitencia de su caudal, que incluso llega a secarse durante largos periodos de tiempo, lleva asociado desde siempre el nefasto presagio de que quien visitándole por primera vez lo viera seco atraerá sobre su persona malas rachas y hasta la propia muerte.
El otro tesoro de Velilla pasa tan desapercibido, o más, que éste: es el monte de El Pinar, el único vestigio, junto al Pinar de Lillo, de los pinares autóctonos de pino silvestre que poblaron la Cordillera Cantábrica. El Pinar de Lillo, en el interior del Parque Regional de los Picos de Europa, está cerrado a las visitas y recorrerlo exige permisos especiales. Darse un garbeo por el interior del Pinar de Velilla es tan fácil y apetecible como tomar el sendero señalizado que lo recorre en una pequeña parte.
La investigación de turberas en el norte de la provincia ha revelado la existencia de restos de piñas, polen y maderas fósiles pertenecientes a la especie pinus sylvestris. Estos restos son la evidencia de que el pino albar cubrió, hasta hace unos 3.000 años, una buena parte de las laderas meridionales de las montañas, hoy pobladas mayoritariamente por brezales y matorral. La llegada del hombre a estas latitudes, el abuso en el uso de la madera para construcciones y fuegos y la tala de bosques para dejar paso a los cultivos y el ganado fueron menguando la mancha forestal de la especie hasta dejarla reducida a estos dos pequeños pinares, que nada tienen que ver con las masivas repoblaciones de pino que se llevaron a cabo en la década de los cincuenta del siglo pasado, también con abundante representación en los alrededores de Velilla.
EL PASEO
El inicio del recorrido, muy fácil de realizar y corto, hay buscarlo junto a la colonia de vacaciones Ciudad de el Brezo, a dos kilómetros de Velilla, en la carretera que lleva hacia Camporredondo. A las afueras de la colonia, en dirección a Valcobero, se encuentra situado el aparcamiento y el panel informativo desde el que se arranca la visita. El recorrido tiene forma de ocho y esta bien señalizado, excepto en el tramo final, el que lleva desde unas escombreras de mina siguiendo el cauce del arroyo del Pinar hasta el aparcamiento sin nada que lo indique.
Tras abandonar el aparcamiento y pasar junto a una antigua escombrera de las minas, el paseo sube un tramo junto al arroyo del Pinar (seco la mayor parte del año). Al llegar a la parte alta, el paseo gira hacia la izquierda para alcanzar los dos miradores que aderezan la ruta. Uno con vistas al pinar y el valle del Carrión y el segundo hacia el embalse de Compuerto y su presa, con el Espigüete al fondo
EN MARCHA. Hasta Velilla del Río Carrión se puede llegar desde Guardo por la carretera que lleva a Riaño.
EL PASEO. La Senda del Pinar de Velilla es una ruta señalizada de recorrido circular y una longitud total de 3,5 km que pueden realizarse en una hora. Se aprecia un desnivel de 150 metros que se superan con mucha facilidad. Puede realizarse todo el año y con niños. En la parte más alta del recorrido se localizan dos miradores, uno de ellos con un panel interpretativo del paisaje circundante.
CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA TRUCHA. Se localizan en Velilla, junto al puente que salva el río Carrión. Está dedicado a divulgar las costumbres y hábitat de esta especie. Unas cámaras instaladas en el interior del río permiten observarlas en su entorno. Web: http://www.centrotruchavelilla.com/
MÁS INFORMACIÓN. Casa del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre – Montaña Palentina. Teléfono: 979 139 401. Ayunamiento de Velilla: velilladelriocarrion.es.
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