Me gustaría empezar hablando sobre la cubierta del libro, que es un grabado de Thomas Clarkson del año 1808, que representa el diagrama de un barco de esclavos, el Brookes. El título original del diagrama es La historia del ascenso, el progreso y el logro de la abolición de la trata de esclavos africanos por parte del Parlamento británico, y se publicó en Londres, en 1808. Si pinchas aquí, puedes ver el diagrama en la web de la British Library.
El libro tiene 477 páginas y, como es muy extenso, en este post quiero resaltar algunas de las cosas que más interesantes me han parecido. De entrada, podríamos decir que el libro se centra en el peso y la importancia que el barco de esclavos tuvo como herramienta que facilitó dos cosas:
El secuestro y el transporte de más de doce millones de personas africanas. Y cuando digo secuestro lo digo muy conscientemente, porque es lo que pasaba en muchos de los casos.
La instauración del capitalismo a nivel internacional. El barco de esclavos secuestraba a personas en África, y las desembarcaba en varios puntos del continente americano, donde eran vendidos a las plantaciones para trabajar forzosamente y recolectar productos, como el azúcar y el algodón. Estas materias primas se transformarían posteriormente en productos (ron, tejidos, etc.) que llegarían a Europa para su venta.
El libro dedica una parte bastante extensa al diseño y la fabricación de los barcos. Realmente la industria naval era un sector que empleaba a personas de muchos sectores diferentes y, por lo tanto, era una fuente de ingresos para muchas personas y muchas familias. Esta parte contiene mucho lenguaje técnico sobre las partes del barco: para unas personas puede hacerse pesado, pero también puedes tomártelo como una oportunidad para aprender algo sobre náutica.
Otro de los temas de los que se habla es la tripulación del barco. Radiker nos presenta a todos los integrantes: desde los marineros y cómo eran reclutados. En muchas ocasiones los marineros comunes eran hombres que estaban en contra de la esclavitud y del tráfico de personas, pero que no tenían más salida que enrolarse, porque la otra salida era, en muchos casos, la cárcel. Otra figura importante en el barco era el médico, que tenía que garantizar el mantenimiento no solo de la salud sino de la vida de todas las personas a bordo, tanto la tripulación como el máximo de personas esclavizadas. Nos habla también de la figura del capitán, que merecería todo un artículo aparte, pero para eso es mejor que leas el libro. Los capitanes de los barcos esclavistas establecían verdaderos regímenes de terror a bordo de los barcos torturando y azotando tanto a los prisioneros por prácticamente cualquier motivo (dejar de comer, intentar amotinarse) o directamente asesinándolos al mismo barco o arrojándolos vivos al mar para que se les comieran los tiburones, como a los marineros. Y otra figura importante y fundamental para la trata, eran los comerciantes, que eran quienes invertían el dinero y quienes, en última instancia, se enriquecían sin conocer ni siquiera de cerca los horrores que sucedían en los barcos.
El libro también explica cómo el barco se convertía en un elemento de racialización para las personas que subían, sobre todo las personas africanas. Al subir al barco, se les despojaba de su identidad. Dejaban de ser igbo, asantes, coromantees, fantes o wolof para convertirse simplemente en personas. negras. Según Radiker, en los libros de registro los capitanes anotaban el numero de negros transportados, sin más.
El último tema del que me gustaría hablar y que se trata en el libro es de los movimientos de resistencia que protagonizaban las personas secuestradas. Esas formas de resistencia a veces eran acciones individuales, y se materializaban en huelgas de hambre o tirándose al mar para librarse de la tortura y la violencia del barco, a pesar de que ello significase morir por ahogamiento o por el despedazamiento de tiburones hambrientos que nadaban alrededor de los barcos.
Otras veces esos movimientos de resistencia eran coordinados y sucedían de forma colectiva, en forma de levantamientos y revueltas. En pocos casos tuvieron éxito, pero que sucedían a menudo. Me parece importante mencionar tanto los movimientos de resistencia como los vínculos que las personas esclavizadas creaban durante su travesía. Y lo hago al final porque considero necesario que quede patente que las personas africanas no eran pasivas y no aceptaban trágicamente su destino, sino que se oponían, y en muchos casos preferían arriesgarse a perder la vida antes que enfrentarse a un futuro que, visto el trato que recibían a bordo del barco, no iba a ser mejor. Y es importante para mí resaltarlo porque estas historias de resistencia se dan a conocer en muy pocas ocasiones, y generan la sensación de que las personas africanas se dejaron esclavizar, y no fue así.
Este es el libro del que te quería hablar hoy. Es un ensayo con muchísimas notas al pie con las que ampliar los aprendizajes, aunque todas las citas son de libros en inglés que creo que no se han traducido. También quiero avisar de que se trata de un libro muy duro de leer; en determinados momentos se me hizo difícil continuar, por la cantidad de sufrimiento, dolor, horror, terror y muerte que narra. Aún así es un libro que cualquier persona de más de dieciséis años debería leer para tener una perspectiva sobre lo que supuso el tráfico de personas esclavizadas, que es algo que no se nos explica cómo sucedió y necesitamos saberlo, y así contribuir a combatir el peligro de la historia única, del que habla Chimamanda Ngozi Adichie en su charla TED.
Fuente: este post proviene de Diario de la negra flor, donde puedes consultar el contenido original.
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