Durante el otoño he cumplido –y superado– mi reto personal de Goodreads de leer cuarenta libros al año, ¡estoy súper contenta! No voy a negar que 2020 ha sido un año duro, pero también me ha traído muchas cosas buenas. Durante la cuarentena empecé buenos hábitos que he seguido manteniendo después; como desayunar despacio y con calma cada día, crear una rutina de lectura y hacer de mis aficiones favoritas (dibujar, tocar la guitarra y escribir por aquí) una prioridad. Puede parecer una tontería, pero estos pequeños cambios me han hecho muy feliz
Como viene siendo tradición al cambiar de estación, hoy quiero hablarte de mis lecturas del otoño... y para que la entrada no se haga bola la he dividido en dos partes de seis libros cada una. No me enrollo más y ¡comenzamos!
Autumn (Ali Smith): Una loca del otoño como yo tiene que tener sí o sí este libro en la estantería. Es difícil decir de qué trata porque es muy abstracto, casi onírico, y la historia no es lineal. La prosa está llena de metáforas (lo que a veces hace difícil seguir la lectura en inglés) y se respira otoño en cada página. No se parece en nada a ningún libro que haya leído y, precisamente por su originalidad, me ha encantado. Además, hace poquísimo Nórdica-Libros lo ha traducido al castellano, ¡así que lo tienes más que accesible!
Lea este libro si desea tomar buenas fotografías de lugares (Henry Carroll): Es el segundo libro que leo de este autor en lo que va de año y, al igual que su archiconocido Lea este libro si desea tomar buenas fotografías, me parece un imprescindible para los amantes de la fotografía. La forma de explicar de Carroll es accesible a todo el mundo, sin tecnicismos, y el hecho de que el libro esté ilustrado con ejemplos de fotografías míticas a todo color lo hace todavía más bonito y fácil de entender.
Cielo nocturno (Soledad Puértolas): En Cielo nocturno, Puértolas recorre las experiencias de la infancia, adolescencia y primera juventud de la protagonista. Es un libro tremendamente íntimo: el mundo interior, las vivencias, las experiencias y las relaciones de una chica durante las últimas décadas del siglo pasado son los ejes principales de la novela. Me gustó, pero no diría que me encantó (quizás porque he leído bastantes libros de este estilo y éste me pareció uno más del montón, sin nada reseñable que me llamara la atención).
Irse de casa (Carmen Martín Gaite): Empecé su lectura con las expectativas por las nubes –adoro a Martín Gaite– y quizás por eso no llegué a disfrutarlo tanto como me hubiese gustado. La historia transcurre en una pequeña ciudad a la que Amparo regresa tras vivir muchos años en Nueva York, y se articula a partir de las relaciones entre los distintos personajes que viven (o están de paso) en ella. La prosa, como todo lo que escribe esta mujer, es maravillosa... pero durante las primeras cien páginas se me hizo bastante pesado porque me armé un lío con quién era quién. Hay demasiados personajes, y aunque la segunda mitad de la novela la disfruté muchísimo, al principio eché en falta un poco más de contexto que guiase la lectura.
El día que se perdió la cordura (Javier Castillo): Sin duda, el libro que menos me ha gustado de todas mis lecturas otoñales. Es una novela negra-policiaca que al principio engancha cosa mala y se lee fácil, pero conforme avanzaba en la lectura me pareció predecible, bastante incoherente y horriblemente escrita. No creo que le de una oportunidad a la segunda parte.
Mil soles espléndidos (Khaled Hosseini): Una de las joyitas del otoño ha sido esta novela de Hosseini que, al igual que Cometas en el cielo, tiene Afganistán como telón de fondo. El libro analiza, a través de sus dos protagonistas, Laila y Mariam, la situación de las mujeres en la Afganistán de los años setenta, ochenta y noventa; una época marcada por la violencia, tanto puertas a fuera como puertas a dentro. La novela, a pesar de su dureza, es preciosa. Me gustó incluso más que Cometas en el cielo y no puedo dejar de recomendarla.
¿Has leído alguno de estos libros? ¿Cuáles han sido tus lecturas del otoño? La semana que viene, antes de fin de año, volveré por aquí para terminar de resumir las mías. Hasta entonces, deseo que disfrutes mucho –y responsablemente– de esta Navidad tan atípica. ¡Un abrazote!