Esta montañita de libros que a principios de marzo estaban en la pila de pendientes andan ahora dispersos por la estantería principal de mi cuarto con el resto de libros ya leídos. Pese a que me gusta tener una lista recopilando todo que leo (tanto en una libreta como en Goodreads), la verdad es que no me esperaba ver una torre tan alta en el momento en que apilé las lecturas para sacarles una foto que ilustrase esta entrada. Creo que después de unos mesecitos tan lectores me merezco ir a una librería y arrasar con un buen puñadito de libros, ¿no?
Algunas de estas lecturas de cuarentena las he mencionado ya en Instagram, pero no está de más agruparlas todas juntas en una entrada y volverlas a recordar con el poso que deja el transcurso del tiempo (en Instagram las suelo comentar nada más terminarlas). La mayoría de los libros son novelas, aunque también he leído una colección de relatos, un ensayo y un libro de poesía.
Carmen Martín Gaite es una de mis autoras de cabecera. La reina de las nieves llevaba un par de años esperándome en la estantería y no pude resistirme a su llamada. No es una lectura fácil, al principio se me hizo un pelín densa porque está llena de vaivenes y los capítulos alternan distintas épocas y personajes que al principio parecen no tener nada en común. Es conforme avanza la novela cuando estos personajes empiezan a converger y surge la magia. Con el mar, las gaviotas, un faro y el famoso cuento de Andersen como telón de fondo, la historia me atrapó conforme me acercaba a la mitad del libro y ya no lo pude soltar. Lo raro es vivir, también de mi querida Carmen, es una novela en una línea completamente distinta. Es corta y de fácil lectura; uno de esos libros que merecen muchísimo la pena no por lo que se cuenta sino por cómo se cuenta. Me gusto muchísimo, posiblemente sea mi lectura favorita de la cuarentena
Otro autor con el que repito es Milan Kundera. A principios de año me enamoró con La insoportable levedad del ser... y como tenía por casa un par de novelas suyas más no pude evitar seguir indagando en su forma tan peculiar de escribir. La inmortalidad es un libro raro, demasiado profundo para mi gusto. No me disgustó, pero creo que no lo leí en el momento apropiado. Lo escogí con la finalidad de desconectar del trajín del día, de la sobreinformación que poblaba los medios durante las primeras semanas de cuarentena, y me encontré con una lectura difícil que exigía toda mi atención, así que no llegué a disfrutarla tanto como me hubiese gustado. En cambio, sí disfruté mucho de La despedida, una novela tan intensa como intrigante cuya historia se desarrolla durante cinco días en un balneario al que acuden principalmente mujeres con problemas de fertilidad. El libro gira en torno a temas morales y, como en todas las novelas de Kundera, las relaciones personales cobran un protagonismo vital. Es un libro que, te guste o no, no te dejará indiferente.
Tampoco te dejarán indiferente los relatos de Julio Cortázar. Tengo un libro-tocho que los recopila todos y durante la cuarentena he leído los que pertenecen a Bestiario. Como suele pasar siempre con los cuentos, algunos me han gustado mucho y otros menos... pero el estilo tan bizarro y peculiar de Cortázar se deja ver en cada uno de ellos. Si tuviera que elegir uno me quedaría con Carta a una señorita en París, donde el protagonista vomita, literalmente, conejitos que poco a poco van invadiendo su apartamento. ¿Puede haber algo más cuqui?
Pasando al ensayo, por fin he leído Una habitación propia, de Virgina Woolf. Es un libro tan cortito como revelador cuya lectura recomendaría encarecidamente a cualquiera. En él se aborda como tema principal "las mujeres y la literatura", y me ha resultado fascinante tanto por la capacidad de síntesis que tiene Virginia –en poco más de cien páginas cuenta muchísimas cosas– como por lo libre y maravilloso de su pensamiento. Es uno de esos libros que van da cabeza a mi colección de libros que releería una y otra vez; una sola lectura no basta para empaparse bien de cada frase y cada reflexión.
Termino el post hablando de dos libros "de terraza" –expresión que he empezado a utilizar durante el confinamiento para referirme a lecturas sencillas y entretenidas que no requieren especial concentración ni tener a mano post-its ni papel ni subrayadores... y que, en definitiva, puedo leer tranquilamente mientras disfruto de los rayitos de sol en la terraza, jajaja–. El primero, Misión Olvido, me dejó con una sensación agridulce. Está muy bien escrito, pero hacia la segunda mitad del libro perdí bastante el interés y la historia se me hizo un poco tostón. Me han dicho que El tiempo entre costuras (también de María Dueñas) es muchísimo mejor, así que tengo ganas de leerlo a pesar de que el primer encuentro con la autora haya sido un pelín decepcionante debido a mis altísimas expectativas. El segundo libro para terracear, Crónica de una muerte anunciada, lo he acabado esta semana y me ha sorprendido muchísimo ¡para bien! Lo empecé un poco reticente porque hace años intenté leer 100 años de soledad y no pude acabarlo. En ambos libros hay muchísimos personajes –la "marca de la casa" de Gabriel García Márquez– pero, al contrario de lo que me pasó con 100 años de soledad, aquí no me ha parecido difícil seguir el ritmo de la historia. La novela es ágil, desde las primeras páginas sabes quién muere, quién es el asesino y cuál es el móvil del asesinato... y sin embargo engancha una barbaridad. Lo que más me ha llamado la atención es el hecho de que no haya un protagonista principal, sino que los protagonistas son todos los habitantes del pueblo donde se desarrolla la novela. En mi opinión, ser capaz de hacer esto hace de Márquez un auténtico genio.
Bueno bueno, el post se me ha estirado más de lo previsto, así que si has leído hasta aquí ¡gracias! Me encantaría saber que has estado leyendo durante la cuarentena. Si has leído alguno de los libros que menciono puedes contarme en comentarios o en las redes sociales si te ha gustado.
¡Un abrazote enorme!
PD: Repasando la entrada me doy cuenta de que no he hablado de Primero de poeta, ¿por qué será? Este librito pasó por mis manos sin pena ni gloria. Algún que otro poema me pareció ingenioso, pero la inmensa mayoría me sonaron repetitivos y tremendamente ñoños. Es el único libro de la lista del que puedo decir abiertamente y sin matices que no me gustó.