No todos los incendios son malos, ya que el fuego pone fin a la maleza y puede ayudar a restaurar los ecosistemas forestales.
Incendios intencionados y naturales
En la Tierra, siempre hay algo que se está quemando ya que el fuego es una parte recurrente de la naturaleza.
Los incendios forestales naturales pueden ser causados ??por los ciclos naturales de la lluvia, la sequedad y el relámpago o, en algunos casos aislados, por la lava o rocas calientes expulsados ??por los volcanes en erupción. Por ejemplo, los incendios naturales son comunes en los bosques boreales de Canadá en el verano.
En otras partes del mundo, son el resultado de la actividad humana de forma accidental o intencionada. Por ejemplo, en América del Sur desde agosto a octubre los fuegos humanos desencadenan, tanto intencionados como no, una lengua ardiente que va desde la selva amazónica hasta el sur del continente.
Pero además, la gente usa los incendios controlados para administrar las tierras agrícolas y de pastoreo. En toda África, una banda de la quema agrícola generalizada barre de norte a sur el continente conforme avanza la estación seca cada año. Igualmente, la quema agrícola se produce a finales del invierno y principios de la primavera de cada año en todo el sudeste asiático.
Los seres humanos utilizan el fuego como herramienta para acelerar el proceso de descomposición de la vegetación no deseada en el suelo. En muchos ecosistemas, incluyendo bosques boreales y las praderas, las plantas han coevolucionado con fuego y requieren quemas periódicas para reproducirse.
Asimismo, el hombre utiliza el fuego para despejar los bosques primarios y hacer espacio a caminos y campos de cultivo de cosechas y ganado.
Los peligros del fuego para la naturaleza y la salud
Pero no todos los incendios son buenos. Los incendios forestales pueden destruir los recursos naturales y las estructuras humanas, así como a los animales que viven en estos ecosistemas.
A nivel mundial, el fuego juega un papel importante en el ciclo del carbono de la Tierra. Por una parte, el incendio forestal libera grandes cantidades de carbono a la atmósfera, y por otro lado en este proceso se queman los árboles que de otro modo absorberían el carbono de la atmósfera durante la fotosíntesis.
Los incendios pueden generar grandes cantidades de contaminación por humo, liberar gases de efecto invernadero, y degradar los ecosistemas.
La principal secuela es la de la erosión al desaparecer la capa vegetal. Esta desprotección del suelo frente a la elevada erosividad de las lluvias provoca grandes pérdidas de suelo y nutrientes. Además, las altas temperaturas modifican la composición biológica y química del suelo.
Otras secuelas importantes pueden ser sobre la salud humana ya que los incendios escupen monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno. Con la luz solar, estos gases participan en reacciones químicas que producen ozono a nivel del suelo, un peligroso contaminante.
La NASA rastreó en 2004 este fenómeno con sus satélites y vio, por ejemplo, que el humo de los incendios que arrasaron 4,5 millones de hectáreas en Alaska ese año, se extendió por todo el hemisferio norte. Así, el nivel de ozono en la troposfera creció un 25% en EE UU y un 10% en Europa.
Los científicos estimaron que de junio a agosto, el fuego produjo 30 millones de toneladas de CO, una cifra que igualó la generada por la actividad humana en EE UU en ese periodo.