Por la propia experiencia de Francesc, os diré que ante mi primera bicicleta a la que opté por mí mismo (que me pagara con mis primeros trabajillos… bicicleta tengo desde los tres años) lo resolví con la clásica mountain bike con la que tanto iba a la Universidad como a bordear el Puigmajor, como a una cala en Deià. Pero con el paso de los años y cuando mi afición a las dos ruedas fue in crescendo, mi rudimentaria (pero bien práctica) BTT se quedaba corta a la hora de afrontar esa subida a las cuatro ermitas o en busca del Gorg Blau, notando cada vez más pesada cada pedalada.
Es así como a los apenas 24-25 llegó “la complementaria”, esa bici que no quemaba a diario por las calles pero que al llegar el sábado a la mañana reclamaba su protagonismo: una bicicleta de carretera.
Ese fue el germen por el cual no me preocupa en absoluto dónde aparco mi coche, pero sí dónde duermen todas is bicicletas que ya no cabían ni por el ascensor, ni en mi apartamento. A día de hoy acumulo hasta cuatro, y a continuación os detallo el por qué de esta particular colección que lejos de reducir pretendo seguir ampliando.
Las diferentes bicicletas de Francesc Robert Ribes
Bicicleta híbrida
Ya quedaron lejos los años en los que mi vieja BTT era “la todoterreno”, la bici para todo. En cuanto descubrí lo práctico que me era la de montaña para el día a día y para las excursiones, y lo que ganaba en velocidad y comodidad con la de carretera en las rutas marcadas, comencé a estudiar las posibles opciones que me permitieran disfrutar de lo mejor de cada una en diferentes terrenos, sobre todo cuando acudía a Barcelona y me enfrentaba no sólo a cuestas en ruta, sino en la propia ciudad.
Es así como conocí a las bicicletas híbridas, de cuadro muy resistente y con una posición menos encorvada pero sin perder aerodinámica, lo cual me permite desplazamientos largos y por diferentes terrenos (aunque siempre marcados).
Bicicleta de carretera
La bicicleta híbrida me permite flexibilidad y poder llevarla a cualquier lado adaptándose al terreno. Pero cuando practico ciclismo por el simple hecho de correr, de pedalear y hacer deporte, nada como mi bicicleta de ruta, que ha visto ya gran parte de las carreteras de este país y tiene en las carreteras de la sierra de Tramuntana su sede casi permanente.
Bicicleta plegable
Quienes aman la bicicleta se olvidan de otro medio de transporte que no sea el pedaleo. Por ello siempre cuento con mi Brompton para cuando me veo obligado a “abandonar” en la calle la bicicleta. Algo que por desgracia evito a toda costa porque ya sabemos lo que ocurre si la dejas mucho rato…
Por otra parte, me puedo permitir usar una bici plegable porque tengo la suerte que mis clientes casan con la filosofía más propia de los países del norte de Europa, donde en bicicleta se llega a todos lados, y por tanto no les resulta extraño que llegue con traje y con casco a la par.
Bicicleta touring
Mi último gran descubrimiento: se trata de una bicicleta robusta diseñada para rodar tanto a grandes velocidades como a un menor ritmo. Es la bicicleta ideal para salir de ruta durante largos días o hacer viajes programados en bicicleta, ya que cuenta con todos los medios necesarios para cargarla hasta los topes: rack trasero y delantero y caramañolas.
La estrené en una ruta a través del Danubio e indicar que la experiencia hizo que me enamorara por completo de ella y sea la excusa perfecta para planificar viajes en bicicleta como los que me esperan este mismo año.
Soy Francesc Robert Ribes: economista, entregado a seguir aprendiendo y enamorado de los pedales y las nuevas emociones. En este blog podrás conocerme y descubrir que hay vida más allá de los treinta. ¡Bienvenidos!