Es por ello por lo que para este año he elegido una ruta relativamente cercana, al sur de Francia, y con bastante de llano, sin que ello haga monótono el recorrido. Se trata de la ruta del Canal du Midi, que transcurre desde Toulouse hasta Agde en el Mediterráneo y que ya tuve la ocasión de realizar y que me conozco a la perfección.
Eso no quita que la logística no sea complicada: cuando uno va solo, puede cargar su bicicleta en el coche y organizar rutas circulares o de ida y vuelta, o si los precios no se van de madre, incluso plantearnos tomar el avión embarcando la bicicleta (aunque prefiero evitarlo). Cuando somos más de los que un coche puede cargar, el desplazamiento debe ser alternativo (yo eligo normalmente el bus que permita cargar bicis en el maletero) y repartir las tareas de “aprovisionamiento”. Para que estas queden claras, indico a continuación el equipamiento ciclista necesario para este tipo de viajes y que los Robert Ribes tendrán muy en cuenta.
El equipamiento ciclista que Francesc R. Ribes usa para largos viajes
Varias mochilas “temáticas”
Lo bueno de ir en familia es que, tal como ya he podido anunciar, cada uno se puede hacer cargo de parte del equipaje y llevar así un equipamiento más completo. Cuando viajo solo por ejemplo, no me plantearía llevar “camping gas” de entrada, ya que ocupa mucho espacio, peso y prefiero sociabilizar en los albergues o restaurantes de carretera antes que ponerme a cocinar en plena zona de picnic.
En el caso de ir en familia sí puede ser una opción más que recomendable no sólo por el ahorro en restaurantes, sino por aprovechar descansos y paisajes singulares e incorporarlos a la rutina viajera.
Para ello, suelo aprovechar los sacos planos que me regalan en las carreras en las que participo para que cada uno resuelva una necesidad: en uno va la comida, en otro los cubiertos, hornillo, platos y vasos, en otro las herramientas para la bicicleta… Así están ordenados y accesibles en todo momento.
Ropa cómoda
Para las mochilas excursionistas, de mayor tamaño, reservo la ropa, que para viajes que, como es el caso igual te hace calor, que refresca, el equipamiento debe ser variado.
En cuanto a camisetas, siempre deportivas y transpirables, con cortavientos en el caso de que haga frío, y para la parte baja, siempre culottes o mayas acolchadas, ya que son muchas las horas sobre el sillín.
Ropa interior y toallas, preferibles de materiales fáciles de secar antes que de algodón, así podrás tenerlos disponibles de nuevo en cuestión de horas ante una parada o si te das un baño en el lugar. Y para ambientes urbanos, un vaquero y una camisa de franela que te desprendan del aura ciclista cuando la aparques y te duches.
En cuanto a las zapatillas, si el ritmo es pausado como es el caso, prescindo de mis queridas calas y las cambio por unas deportivas tipo running, si son transpirables mucho mejor y que no resulten llamativas para que no queden desajustadas en el caso de que tire de ropa “arreglada”.
Elementos para la bicicleta
Al haber un reparto mayor de carga, prefiero para viajes de la familia prescindir de mi querida touring, ya que ello me señala como “la mula de carga” de los Robert Ribes (aunque siempre la acabo echando de menos) y me basta con añadir las alforjas a mi bicicleta clásica de montaña.
Sí que me planteo hacer uso de ella cuando no queda espacio para mochilas de gran capacidad en las bicicletas, ya que desde mi primera salida hay una máxima que intento cumplir: todo equipaje debe quedar en el rack, en las alforjas y en las caramañolas, ya que a la espalda, además de sumar lastre, incomoda a las horas al acumular sudor, forzar la postura y complicar subidas.
Aunque de entrada os pueda parecer complicado, os animo a probar hacer más de una ruta de larga distancia en bicicleta, veréis no sólo como engancha, sino como a cada vez, iréis necesitando lo mínimo y daros cuenta cuánto se disfruta con poco.
Soy Francesc Robert Ribes: economista, entregado a seguir aprendiendo y enamorado de los pedales y las nuevas emociones. En este blog podrás conocerme y descubrir que hay vida más allá de los treinta. ¡Bienvenidos!