Llegamos sobre las 2 de la tarde y decidimos comer (a hora española, claro) un currywurst, que es una salchicha típica alemana con una salsa de ketchup y curry. Muy al estilo de las recomendaciones gastronómicas de este blog (nótese la ironía), pero bien a gusto que me lo comí. Hay que integrarse porque ya se sabe: "allá donde fueres, haz lo que vieres". Después de comer con nuestra respectiva cerveza de medio litro, fuimos a pasear por las calles principales de Warnemünde, playas, paseo marítimo, faro, etc. Os dejo unas fotos preciosas, todas sin retoques ni filtros, para que veáis que en el norte de Europa también hacen días espectaculares (pocos pero oye, hay que aprovecharlos):
Entrada al pueblo desde la estación de tren
Llegando al faro
Plataforma de madera para contemplar las vistas del Báltico
Foto de la playa desde el faro, con el edificio del Hotel Neptuno al fondo
Uno de los faros de Warnemünde
El pueblo, con sus casitas de cuento
Entrada a la playa
[Nota mental: ¡¡no se ve ni una nubeeee!! ¿Esto es el Caribe o el Báltico?]
La verdad que fue un lugar que me gustó mucho, pero para mí hacía mucho calor (nunca pensé que diría esto viviendo aquí jajaja). Casi 30 grados y poca brisa, aunque por la noche hacía un fresquito que te obligaba a ponerte la chaqueta o sudadera (siempre hay que ir preparados). Os dejo la última foto, en la que estoy con mi compi Elena.
Y así pasamos mi primer sábado en esta ciudad, acabamos cenando unas pizzas al lado del mar y volviendo a casa súper cansadas...pero mereció la pena. :) Os seguiré enseñando maravillas que visito por aquí...un beso y ¡¡disfrutad del finde!!