Desde niña, Milo Hachim sintió fascinación por los cómics, los libros ilustrados, el dibujo y las miniaturas y personajes hechos con plastilina, pero no fue hasta hace algunos años que decidió abrazar la cerámica. Fue cuando en Chile, su país natal, comenzaron a ser artes reconocidas y accesibles de aprender, lo que le dio la oportunidad de asistir a ferias de ilustración, a aprender y a practicar para trazar su camino creativo. La ilustración le ha servido siempre forma de expresión, "la ilustración me ha hecho perder un poco la timidez ya que soy muy callada. Se me hace más fácil hablar dibujando", afirma. En cuanto a la cerámica, siempre ha tenido debilidad por los objetos y un ansia latente por crearlos, por eso toma la versatilidad de la técnica para darle vida a sus ilustraciones, transformando lo que dibuja sobre el papel en objetos.
Sus mayores influencias se relacionan directamente con su infancia, como los gatos de Louis William Wain y otros animales humanizados como Snoopy, Mickey, Babar el elefante o los Moomins, además de las ilustraciones de Andy Warhol. Aunque esta influencia estética tiene una relación mínima con su trabajo, siempre la han impulsado dibujar, influyendo en su humor y en su tipo de sensibilidad.
Se inspira en lo cotidiano, el amor por los objetos, coleccionar miniaturas y juguetes antiguos para darle paso a sus ideas, convertirlas en bocetos y arrancar su proceso de creación; ya sea que las traslade a papel como ilustración o pase a la arcilla, el horno y la pintura para la cerámica.
Mujeres y perros felices para crear cerámica
Define su estilo como figurativo, pop y de colores fuertes. Con algo de humor y un poco infantil pero enfocado a los adultos. En él destacan tres elementos: las mujeres, figuras a la que recurre por su inclinación hacia la vestimenta y el cabello; los perros, debido a su simpatía, son su representación de formas de cariño incondicional; y las sonrisas, algo que no hizo de manera consciente, pero que plasma al sentirse feliz y quiere que otras personas al mirar sus personajes, también lo sientan.
Una de sus piezas más populares en donde podemos ver estas tres características, es la que realizó para la exposición POP, una presentación nacional en Chile donde varios ceramistas contemporáneos realizaron una pieza grande e icónica. Este trabajo presentó gran desafío para Milo Hachim, ya que al fabricar cosas en miniatura, nunca había hecho piezas a tan grande escala. Para crear dicha pieza, Milo recordó que durante sus inicios fabricó varias figuras de mujeres tatuadas aprovechando la unión de la ilustración y la cerámica, por lo que decidió hacer una en gran tamaño ya que le permitiría dibujar de manera más cómoda. Por el tamaño y peso de de la cerámica decidió separar la cabeza del cuerpo y ahí surgió la idea de hacer cabezas-maceta intercambiables.
La obra final deja en claro la obsesión al detalle que la artista manifiesta, ya sea en piezas pequeñas, medianas o grandes, se nota cuánto detalle plasma en cada una de ellas. Dejando en claro el amor que la artista chilena siente por el dibujo y la creación de objetos, como bien los describe ella, "amados y amables". Milo Hachim. Fotografías: Mat Mondaca.
Te puede interesar:
- Cerámica creativa: da forma a tus ideas con una técnica artesanal, un curso de Lola Giardino.
- Creación de lámparas de Origami con papel, un curso de Estela Moreno Orteso.
- Diseño y creación de composiciones botánicas, un curso de Compañía Botánica.