Normalmente cuando venimos aquí nos dejamos aconsejar, pero hay un plato que no falla: el steak tartar. Ya conocéis mi amor por este manjar (incluso lo probé en su país más típico: Polonia) y en este caso pedimos un trío como entrante: steak tartar clásico, de pato, y de ternera nacional con mostaza de Dijon. Me gustaron todos, pero el clásico no puede estar más bueno con su toque picante:
También pedimos revuelto de morcilla de cebolla con manzana, muy bueno y con una textura diferente a lo que esperaba de un revuelto:
Y llegando al plato fuerte, las carnes (espectaculares), he de deciros que nos vinimos arriba. Pedimos para compartir un plato de magret de pato, una de las carnes más tiernas y sorprendentes que he probado, entrecot de Angus y picaña de Kobe. Aquí os dejo el espectáculo por orden:
Y todo esto regado con el vino que os comenté en el post del viernes pasado: Cair 2010.
No puedo estar más contenta con el descubrimiento de este restaurante, y os puedo decir que si sois carnívoros os gustará muchísimo. Si sois más de pescados o arroces, buscad otro sitio porque esto es territorio de carne roja, y yo más que contenta. ¡Nos seguimos leyendo! ¡Feliz semana!