Para llegar puntualmente a nuestra cita en Les Grands Buffets, nos desplazamos en tren de alta velocidad desde Barcelona a la histórica (e injustamente desconocida) ciudad de Narbonne. En tan sólo dos horas llegamos a la antiquísima ciudad francesa gracias a Renfe-SNCF en Cooperación, un viaje cómodo y rápido que nos permite acercarnos en un abrir y cerrar los ojos a multitud de destinos del país vecino como Avignon, Aix-en-Provence, Tousouse, Carcassone, Béziers, Sète, Adge, Marsella y, por supuesto París, entre muchas otras posibilidades.
Llegamos puntualmente a Narbonne, la estación está situada en el centro de la ciudad por lo que, tan sólo necesitamos caminar unos minutos para llegar a la espléndida catedral de la ciudad, eminentemente de estilo gótico, un monumento histórico inacabado que forma parte del conjunto monumental del Palacio de los Arzobispos de Narbonne.
En poco más de dos horas pudimos disfrutar de un pequeño aperitivo de la ciudad, conocer los monumentos más importantes, el fabuloso Canal de la Robine que atraviesa Narbonne, clasificado como patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco, desde 1996, restos de la Via Domitia, eje fundamental para recorrer y enlazar España e Italia y el fabuloso y auténtico Mercado Municipal de Les Halles, para desplazarnos a medio día a nuestro destino, Les Grands Buffets.
Cuando entramos en el establecimiento nos quedamos sorprendidos; varios buffets de grandísima calidad entre los que destacan el extraordinario buffet de quesos (cuya fabulosa selección supera los 40 tipos de quesos), de foie gras -al natural, a la sal, a la pimienta, al muscat de Rivesaltes…-, de fruits de mer (con ostras de primera calidad de la región, buey de mar, mejillones, caracoles de mar, et.), buffet bio, el delicioso y variadísimo buffet de postres y la Rotisserie, el asador abierto en el que los cocineros preparan en directo auténticos manjares de la gastronomía francesa e internacional como el bogavante a la americana, solomillo al foie-gras, magret de pato, rodaballo entero asado, ancas de rana, caracoles de Bourgogne, tuétano a la flor de sal, steak tartar, cassoulet, blanquette… El listado es interminable….
Además, para los amantes de la enología, la extensa y cuidada selección de vinos de la tierra propuesta por Les Grands Buffets, a precio de productor, directamente.
Tras el festín pantagruélico de altísima calidad regresamos a la estación para volver a Barcelona en el impecable tren de alta velocidad, con el deseo de repetir, de disfrutar de muchas otras jornadas visitando la ciudad francesa y Les Grands Buffets.
En definitiva, una experiencia gastronómica y vital imprescindible, para una jornada inolvidable y en la mejor compañía.
Fotografía: Maria Algara Regàs
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