Hoy os vamos a dar nuestra opinión sobre el restaurante "Sala de despiece", situado en el madrileño barrio de Chamberí, más en concreto en la calle Ponzano, que se ha puesto muy de moda los últimos años por la cantidad de locales de tapeo que tiene.
El local está dividido en dos zonas, en una tiene una gran barra compartida donde se exhiben los productos de primerísima calidad, se preparan y se degustan, ya que muchos de los platos los cocina o los termina de presentar el camarero en la misma mesa. En esta zona no es posible reservar y suele estar bastante llena de gente, por lo que os recomendamos ir pronto si queréis tener un buen sitio.
La segunda zona es la llamada "mesa de despiece", donde sí se puede reservar, y que se trata de una gran mesa para unas 10 personas que compartes con otros comensales que hayan reservado también.
Está situada al final del local, donde estaría la cámara para conservar los productos, lo que nos parece muy original, ya que la decoración está ambientada en esa idea.
Pedimos varios platos para compartir, así tuvimos oportunidad de probar más. Nos habían recomendado sobretodo la carne, y es verdad que estaba muy tierna y deliciosa, ¡nos encantó todo!
Lo primero que probamos es la chuleta cenital, servida en forma de carpaccio con tomate, salsa tartufata, sal y aceite de oliva. Es uno de los platos estrella del restaurante y nos pareció espectacular.
Chuleta cenital
Después, probamos el bimi salteado con salsa sweet chili, no habíamos probado nunca esta verdura tan rica pero nos gustó mucho por su gran sabor y combinada con la salsa que ponen está buenísima. Es un plato que vamos a intentar reproducir en casa porque nos encantó.
Bimi salteado con salsa sweet chili
A continuación, nos trajeron el atún rojo tártaro con remolacha, aceite de oliva y aceite de guindilla. Viene acompañado de 4 esferas crujientes que tienes que abrir por la parte superior con una cuchara y rellenarlas del tartar de atún y del resto de ingredientes. Muy visual y divertido.
Atún rojo tártaro
La trufa coreana nos sorprendió, ya que pensábamos que era un plato que iba a tener trufa, pero se trataba de un trampantojo. Al principio viene presentado con forma de trufa blanca, pero se trata de un plato de carne envuelto en una fina capa de grasa de la propia carne cruda, que el camarero cocina con un soplete para que se deshaga y se cocine la carne. Después, lo mezcla con las verduras que acompañan el plato y se trata de hacer tacos con las hojas de lechuga que trae. Muy rico también y merece la pena ver en la mesa el espectáculo de cómo se cocina.
Trufa coreana al soplete con yema marinada y encurtidos
Trufa coreana al soplete con yema marinada y encurtidos
Después, pedimos la burrata batida con pesto, piñones y tomates cherry, un sabor al que estamos más acostumbrados, pero no por ello nos gustó menos. La burrata estaba muy suave y al mezclarla con el pesto le dió un gusto muy rico, ¡también queremos hacerlo en casa! :-)
Burrata batida con pesto, piñones, tomates cherry y mollete
Por último, de postre pedimos para compartir el flan de queso brie con dulce de leche, que nos recomendó el camarero como postre estrella del local. La verdad es que nos pareció muy suave y riquísimo. Lo mezclan con frutas del bosque y con quinoa caramelizada, lo que nos pareció todo un acierto por la mezcla de texturas y sabores. ¡Es toda una delicia!
Flan de queso brie con dulce de leche
En definitiva, es un restaurante que os recomendamos sin duda, todo lo que probamos nos encantó. Sí es cierto que es algo más caro de lo que solemos ir (pagamos 45€/persona), pero para darnos un capricho de vez en cuando tampoco es un precio desorbitado. ¡Sin duda volveremos a probar más platos!
Bon appétit!