Hace un mes pasó por nuestras carteleras Infierno Azul (The Shallows), la más reciente película de Jaume Collet-Serra (La huérfana). La industria cinematográfica funciona aprovechando el tirón de otras películas mejor producidas, algo que sucede en cualquier género.
Tras la premiere en formato doméstico en Estados Unidos el pasado 2 de agosto, emerge de las profundidades In The Deep. Otro film más, con la presencia de estos seres acuáticos que tanto terror causan.
Curiosamente, In The Deep iba a ser el título original de The Shallows, mientras que In The Deep iba a llamarse 47 Meters Down. Menudo baile de títulos. Da igual, en ambos casos, el título es fiel a su argumento. La mayor parte de la película sucede en las profundidades marinas a 47 metros de profundidad.
Evidentemente, ha sido rodada en un entorno controlado como es un tanque acuático en los estudios Pinewood, pero eso no resta dificultad técnica alguna al asunto de rodar bajo el agua. Si no, que se lo digan a James Cameron y su Abyss. El entorno creado en In The Deep es mucho más modesto que el creado por Cameron, pero no menos creíble.
Durante una inmersión, dos hermanas de vacaciones en México se quedan atrapadas en una jaula de avistamiento de tiburones, con el oxígeno agotándose y rodeadas de peligrosos tiburones blancos.
Dirigida por Johannes Roberts (El otro lado de la puerta) y co-escrita junto a Ernest Riera -guionista en El otro lado de la puerta- el guión no es ninguna maravilla de la ingeniería naútica, pero bastante más resultón y factible de lo esperado en un producto independiente y tan modesto como es In The Deep.
Desconozco el presupuesto con el que ha contado la película. Aunque, me temo que ha sido inferior a los 17 millones con los que ha contado Collet-Serra para su Infierno Azul.
Sin embargo, esto no impide que su director nos ofrezca un producto de una notable calidad técnica, teniendo en cuenta que no se habla demasiado bien de los anteriores trabajos de Roberts.
Aun así, hay que reconocer que, por su falta de originalidad, la película empieza regular tirando a mal. Plagada de los tópicos argumentales del cine teen. La primera parte, aproximadamente unos veinte minutos (menos mal), son puro relleno compuesto por la típica ruptura amorosa, la fiesta nocturna con mujeres ebrias (las dos protagonistas) y el idilio con los nativos.
De acuerdo, de alguna forma había que presentar a las dos protagonistas y situarlas donde más interesa. Pero de todas las formas posibles para hacerlo, quizás, la elegida sea la menos convincente. Por lo menos para un servidor.
Suerte que apelando a la falta de sentido común ante el claro y visible peligro la insensata idea de hacer submarinismo en una jaula del siglo XVIII, y no hacer caso de los consejos de gente tan sensata como el conserje de un hotel. Las dos protagonistas acaban en el sitio donde realmente empieza la película, en un destartalado barco.
A partir de aquí, la película te sumerge de lleno junto a las dos protagonistas en un tour plagado de situaciones muy jodidas por separado, si las juntamos, ni te digo. Intensa e hiperbólica propuesta que sabe como conseguir retorcer al espectador con sencillos efectos especiales de lo más creíbles.
Las absolutas protagonistas son Lisa y Kate, interpretadas por Mandy Moore (Princesa por sorpresa) y Claire Holt (Chicas malas 2) realizan un buen papel sin intentar despuntar con su cuerpo.
Unos naturales personajes en los que la película se centra por encima de cualquier otra escueta aparición secundaria, como la de Matthew Modine (El caballero oscuro: La leyenda renace), Yani Gellman (Jason X) Chris J. Johnson (Tras la línea enemiga: Colombia) o Santiago Segura, no confundir con Torrente. Santiago Alejandro Segura es conocido por su participación en Scream: The TV Series.
Moore y Holt actúan más bien como dos amigas intimas, en lugar de como hermanas. Un tipo de relación que no es que sea de vital importancia una vez entrados en materia en el fondo del mar. Pero me resulta más creíble en torno a la amistad que parecen tener por delante de los lazos biológicos que las unen como familia.
La película se toma ciertas licencias, argumentales y técnicas. Sin embargo, si no lo hiciera no habría película. In The Deep busca constantemente un punto de realidad que la obra de Collet-Serra abandona en su tramo final para brindar un espectáculo visual. Y me parece perfecto.
Aunque sean propuestas similares, por eso de desarrollarse en el mar y con el peligro de los tiburones como impulsor de la trama. Su trama y desarrollo son diametralmente opuestas, algo que juega a favor de ambas películas. Y más estando tan próximas en sus ‘estrenos’.
En In The Deep los tiburones pasan a un plano secundario, aunque sirven bien al propósito como amenaza ‘externa’, no son el principal y único problema con el que se encuentran las dos protagonistas.
La película nos mantiene en vilo gracias a una maratón de retos y pruebas que tendrán que superar las dos protagonistas, y que convierten a In The Deep en un survival de calidad técnica, artística y, bueno, argumental también.
Es cierto que las primeras soluciones y las decisiones de las dos protagonistas llegan algo tarde y de forma, digamos, ‘sospechosa’. Aunque se justifican ante ello de manera bastante lógica.
Pero bueno, teniendo en cuenta que opino desde la comodidad de mi sofá, no es un juicio a tener demasiado en cuenta. Encontrarse en tan comprometida situación, no debe ser nada agradable, desde luego. Sabemos que el peligro no deja pensar con la claridad necesaria, y peligro tienen para rato sus dos protagonistas.
De todas maneras, hay cosas como la comunicación por radio, la descompresión o la durabilidad de la jaula, temo que no aguantarían un análisis exhaustivo de un experto. In The Deep es reivindicable y defendible por su honestidad y pocas pretensiones con unos resultados muy logrados, la película nos ofrece lo que esperamos, un ejercicio técnico que nada tiene que envidiar a las mejores superproducciones de última hornada.
In The Deep es muy entretenida al margen de las mencionadas licencias que se toma para proseguir la historia hasta un desenlace a la libre interpretación del espectador.