Praga siempre se me resistía, no sabía muy bien porqué, pero siempre surgía algo. Un día una amiga me dijo, que la vida está llena de momentos, y quizás antes, por alguna razón, no fuera el nuestro. Se hizo esperar, y aunque hayamos tardado en ir a esta preciosa ciudad, hemos llegado justo cuando mas lo necesitaba. Es el destino; lo hemos vivido, lo hemos compartido, y sin duda alguna, lo hemos disfrutado muchísimo, en familia, y además de una forma increíble. ¡Gracias por llegar en este justo momento!
Tenía muchas expectativas puestas en Praga, eso no suele ser bueno, muchas veces idealizamos los destinos, y tanto es así, que incluso algunos nos decepcionan. En el caso de Praga, eso ha sido imposible. Sabía por lo que había leído y oído durante años, que era una ciudad de cuento, y desde luego, lo ha sido, no me ha defraudado. Hemos sido los protagonistas de ese cuento infantil durante 3 días. Y digo infantil, porque desde que somos padres, vivimos los viajes de otra manera, vemos y sentimos el destino como si fuéramos niños.
Praga me lo ha puesto muy fácil y en esta ocasión la inestimable ayuda y colaboración de la oficina de turismo de República Checa, me ha guiado por este camino, echándome miguitas de pan. Todo lo que nos hemos encontrado por él, nos ha encantado y lo mejor de todo es que nuestra hija ha disfrutado muchísimo descubriendo esta preciosa ciudad.
Hemos jugado al despiste cuando de repente hemos visto a lo lejos la Torre Eiffel, nos hemos reído muchísimo en un laberinto de espejos. Unas pequeñas casitas nos han alegrado el día gracias a sus intensos colores. Los cisnes han tenido un papel importante en esta visita, y una marioneta "bautizada" como Sofía, nos ha acompañado a todas partes. Un paseo en barco, un espectáculo de marionetas, y mucho muchísimo mas, nos han dejado estos 3 días agotados de diversión.
Quizás haya sido la ciudad donde mas teatro, galería, cine y museo haya encontrado por metro cuadrado. A cada paso encontrábamos una bonita opción para poder disfrutarla en familia y eso la verdad que suma muchos puntos cuando se viaja con los niños pequeños. La única pega que puedo encontrar es que cuando llegue a casa, si o si, voy a tener que comprarle una Barbie, ¿Por qué? no te preocupes te lo contaré todo en mi próximo post.
Y si de este viaje una de las mayores preocupaciones que me llevo es la necesidad imperiosa de comprar una muñeca cuando vuelva, mi preocupación mayor es tratar los kilos de mas que me llevo a casa. ¡Qué restaurantes! ¡Qué gastronomía! ¡Qué barbaridad! y es que se come de "cine", y os lo dice una servidora que es de Bilbao.
Praga además de incontables besos y sonrisas en familia, me ha dejado una preciosa panorámica llena de bonitas experiencias, así que como siempre, me pondré manos a la obra, para contaros, todo desde el principio hasta el final, un final muy feliz escrito en un cuento infantil de tapa dura, de esos que resisten años y años en papel, y toda la vida en la memoria.
Las ilustraciones conseguidas para este gran cuento son gracias a mi marido, al cual quiero agradecer toda su dedicación, paciencia y empeño, en conseguir fotos tan preciosas como éstas. ¡Gracias cariño! cada día me sorprendes mas