Desde Aconquija, población del centro-norte de Catamarca transitamos unos kilómetros de asfalto y luego ingresamos a camino de cornisa de ripio que nos conduce al Parque Nacional Campo de Los Alisos. En el primer tramo del recorrido el camino pavimentado nos hizo atravesar algunos poblados pintorescos, con bonitos detalles arquitectónicos y llenos de coloridas flores en parques y jardines. También pequeñas capillas se hacen paso en el recorrido.
Un poco más adelante la ruta se hace de ripio y comienza a ascender, dejando atrás el valle pedregoso donde se asienta Aconquija y rodeándose de tupido verde: árboles altísimos, helechos, flores de diversos colores y entre ellos, bajadas de agua de deshielo, pequeñas cascadas llenas de la fuerza de la naturaleza. En medio del camino se cruzan también los animales: vacas, ovejas, caballos, cabras; que transitan tranquilamente por el parque.
Llegando a la parte más alta del sendero, que en algunos tramos nos muestra una tierra colorada y arcillosa; encontramos una especie de mirador que nos invita a detener la marcha. Y al contemplar la inmensidad del paisaje, los cerros, el verde a nuestro alrededor; como asomandose tras el velo de las nubes, el Nevado de Aconquija sorprende nuestra vista con su porte de gigante, casi tocando el cielo. Sus cumbres de picos oscuros, azulados, nos deslumbran y no podemos dejar de contemplarlo… Pero al afinar el oido y bajar la vista, aparecen ante nuestros ojos cascadas enormes en medio de la vegetación y un caudaloso río que baña la espesura de la yunga.
Panorámica impactante desde uno de los miradores del Parque Nacional Campo de los Alisos
El río caudaloso regala una vista hermosa
Pucará de Aconquija
Pucará del Aconquija – Ruinas
Ahora nos toca el descenso, perfumado por las madreselvas en flor que crecen a uno y otro lado del camino. Lo hacemos con cuidado, ya que algunas partes de la ruta han sufrido derrumbes producto de las lluvias, al parecer, recientes.
Descenso al ingreso del Parque. Hacia Concepción, Tucumán
La senda serpenteante, allá abajo, atrapa nuestra mirada una vez más y, nos dejamos llevar por la espesura de la selva tucumana, que casi sin pensarlo transitamos, al buscar la mejor vista del Nevado del Aconquija, que de forma sorprendente, ¡encontramos!
Textos: Laura Barcellini
Fotografía y Edición: Javi Perez
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