Ingresamos al Central Park por la esquina Sureste, es decir por la 5ta avenida y la calle 58. Lo primero que nos llamó la atención fue la cantidad de nieve acumulada. Habíamos visto muchas fotos de viajeros en invierno y nunca vimos TANTA nieve.
Sólo los caminos principales estaban limpios, el resto mucha nieve y hielo. Lo primero que nos encontramos fue el Central Park Zoo pero seguimos de largo, no teníamos intenciones de entrar. A medida que caminábamos algunos caminos se iban cerrando por la nieve, entonces terminamos dando algunas vueltas extrañas sobre terreno medio “peligroso”.
Para los que no estamos acostumbrados a caminar con hielo y nieve realmente se complica: uno pisa con miedo a irse al piso y después de un rato esa tensión cansa. También tengan en cuenta que íbamos vestidos cual Teletubbies (ver foto) y los movimientos no son para nada fluidos.
Con este panorama llegamos a la famosa zona donde se encuentran la Bethesda Fountain y la Bethesda Terrace. Bajar de la terraza para obtener una foto con la fuente fue todo un desafío porque las escaleras estaban tapadísimas de de nieve. Si esta zona tan famosa estaba en ese estado de limpieza no nos quedaban muchas esperanzas para el resto del Central Park.
Sin embargo seguimos caminando, estábamos en Nueva York, no podíamos no recorrer el Central Park. Los lagos congelados se perdían en la blancura del paisaje: no se sabía donde empezaba el lago y dónde terminaba la tierra. Por caminos blancos llegamos al Castillo Belvedere que estaba con las torres en reforma. El paisaje desde esa altura realmente muy bello, pero insisto en la predominancia del blanco a cada lugar donde mirábamos.
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Ya casi cruzando hacia la zona Oeste llegamos a ver de lejos el Museo de Historia Natural (famoso por la peli Una Noche en el Museo). Se estaba empezando a ocultar el sol y el frío y cansancio se hacían sentir, así que emprendimos la vuelta hacia el sur por unos caminos internos. Nuevamente, a mitad de recorrido el camino se perdió en la nieve y seguimos caminando por la nieve hasta que encontramos una salida a la calle Central Park West.
Eramos casi los únicos locos recorriendo por los pequeños caminos, se ve que en épocas de tanta nevada ni siquiera los lugareños se atreven a caminar por esas calles. Sólo nos cruzamos a un par de turistas tan perdidos como nosotros: parecíamos moscas en la leche.
Salimos del parque justo a la altura del edificio Dakota, conocido por ser el último lugar de residencia de John Lennon. Ahí le pedí a Elián volver al parque para ver la sección de Strawberry Fields pero estaba congelado y sin ganas de caminar, así que decidimos dejarlo para otro día.
Conclusión del Central Park nevado: es hermoso, no lo niego, pero me da la impresión que lo disfrutaría mucho más con la paleta de colores del otoño o el verde del verano.
Nos tomamos el metro por una sola estación para recobrar el calor y descansar los pies. Bajamos en Columbus Circle y agarramos Broadway camino a la zona más conocida de Manhattan: El Times Square.
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