Dejaron su huella en El Shincal en la provincia Argentina de Catamarca.
Segundo día en Catamarca y emprendemos viaje hacia Belén, al noroeste de la provincia. El camino nos lleva a atravesar un macizo montañoso que vemos primero a nuestra derecha, enorme y muy verde. Nos dirigimos hacia la montaña y por el serpenteante camino vamos ascendiendo “Quebrada de la Cébila” o. La vegetación cambia de muy verde y frondosa a más baja y de colores oscuros y, un alto en el camino nos invita a asombrarnos con los hermosos cardones que aparecen por todas partes que, como centinelas custodian nuestro paso por estas tierras. Luego de cruzar el primer paso de montaña entramos en un valle pedregoso pero lleno de olivos, nota de color en el suelo pardo.
Quebrada de la Cébila
Viajamos un buen rato por la ruta 60 que se dirige hacia Tinogasta, hasta que un desvío nos condujo a la mítica Ruta 40 y en este tramo las subidas y las bajadas del camino, pintadas por el sol y las nubes catamarqueñas nos dejan boquiabiertos. Buscamos el KM 4040 de este reconocido camino argentino y descubrimos que alguien se ha llevado el cartel. Avanzamos hasta el KM 4041 y allí la merecida foto.
Antes de arribar a Belén pasamos brevemente por Londres y avanzamos. Se aproxima la hora del almuerzo y al llegar a la plaza principal de la ciudad de Belén decidimos comer en un pequeño restaurant frente a esta. Luego una vuelta al centro de esta localidad y llevamos nuestros pasos hacia el Sitio Arqueológico El Shincal, nos recomendaron visitarlo. Volvemos a Londres y, admirados, descubrimos, casi sin buscarlo, sus añosas construcciones de adobe, sus callecitas pintorescas, sus plazas, sus acequias, sus jardines floridos. Un lugar detenido en el tiempo que, al calor de la siesta, nos invita a hacer silencio y contemplar.
Iglesia de Belén
Iglesia de Londres
Parroquia de Londres
Arquitectura de Londres
Avanzamos y nos adentramos 5 kms para llegar hasta el Shincal.
Un parque amplio en medio de un valle, que rescata la presencia de los Incas en estas tierras del norte de Argentina. Somos muy bien recibidos y comenzamos el recorrido en un museo recientemente inaugurado y proseguimos por el parque, absolutamente preparado para recibir a los visitantes.
Vamos avanzando por las ruinas de piedra y subimos un cerrito para tener una vista panorámica de todo el lugar y; nuestros ojos se deslumbran ante un “pequeño Machu Picchu” que denota la inteligencia y el poderío del imperio incaico en su tiempo y también en nuestro propio tiempo. Algo que no podemos dejar de contemplar es lo que llaman “Escaleras al cielo”, escalinatas a manera de plataformas, usadas por los Incas para escalar los cerros y en sus cimas rendir culto al sol.
El Shincal debe su nombre a unos pefumados árboles de flores blanquecinas como copos, los shinquis, que fueron hallados por todas partes al comenzar los estudios arqueológicos en el lugar y que, dicen los que saben, de alguna manera protegieron las ruinas durante siglos.
Regresamos a San Fernando admirados y satisfechos: gran recorrido hacia el pasado desde el intenso presente.
Texto: Laura Barcellini
Fotografía y edición: Javi Perez
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