Y para recargarnos las pilas, vamos a empezar con una entrada viajera. Concretamente con la etapa 16 de nuestro viaje de 20 días por Grecia.
En esta jornada recorrimos en coche la distancia que separa Kalambaka de Litohoro, unos 150 Km que se tarda aproximadamente 2 horas y media en recorrer. Eso siempre y cuando, claro, no te empeñes en intentar esquivar los peajes, te pierdas, tengas que retroceder varias veces para encontrar el camino, y finalmente te rindas y decidas pagar el peaje en vez de perder tiempo y gasolina dando vueltas por la maraña de carreteras secundarias con apenas señalización de esta zona del país.
Finalmente llegamos a Litohoro, un pequeño pueblo que tiene muchas papeletas para enamorar. Tiene todo el carácter de un pueblo de montaña (¡y qué montaña!) pero a la vez está a apenas 15 minutos en coche de la costa del Egeo. En definitiva el sitio ideal para los que no sepan decidirse entre la playa o la montaña.
El hotel donde nos quedamos (Hotel Park) no podía ser más cutre, pero por lo menos la habitación estaba relativamente limpia (no así la entrada, que se notaba que tenía un perro habitándola) y nos costó solamente 10â?¬ por persona. Como era sólo para una noche, no necesitábamos nada más.
Llevabamos la idea de hacer una ruta que habíamos visto en la página del Parque Nacional del Monte Olimpo. La descripción de esta ruta según la web oficial del parque era una ruta fácil CIRCULAR que se completaba en 3-4 horas.
LITOCHORO – GOLNA ? KASTANAS SPRING – LITOCHORO
Para confirmar esta información nos dirigimos a un establecimiento del pueblo que se anunciaba en inglés como punto de información sobre el parque, aunque luego nos costó encontrar a alguien que nos diera algún tipo de información y parecía que no era más que una simple papelería. Finalmente, nos señalaron una persona que parecía un cliente más del establecimiento, pero que confirmó que conocía la ruta, nos avisó de que al principio había mucha subida, pero nos dijo que se tardaban unas 2,30 – 3 horas en hacer la ruta.
Como era temprano, decidimos comprar cosas para hacer unos sandwiches, y hacer la ruta esa misma tarde, pues aún quedaban más de 5 horas de luz y como las webs de los parques suelen exagerar, y nos habían dicho que se podía hacer en 2,30-3 horas, confiamos en que en 4 horas como mucho la habíamos hecho.
Dejamos el coche donde indica la descripción de la web y nada más comenzar la ruta nos perdemos, pues no está bien señalizada la entrada al sendero y tomamos otro camino que no era un sendero si no que llevaba a un prado de pasto vallado. Media vuelta y unos 20 minutos perdidos, pero bueno, por fin encontramos el sendero.
Comienza la subida que confiábamos en que no sería muy dura pues, aunque el desnivel eran 400m, la ruta estaba indicada como fácil…. ¡fácil para Hércules, quizá! Cuando por fin llegamos a la cima del Golna las vistas eran alucinantes, pero habíamos tardado más de una hora en el ascenso, y no estábamos ni mucho menos en la mitad del camino. ¿Cómo es posible que nuestro informante del pueblo nos hubiera dicho que se podía hacer en 2h y media?
Vistas de la linea de costa desde el Golna
Supusimos que a partir de este punto, avanzaríamos más rápido, y calculamos que en alcanzar el punto medio de la ruta, el arroyo de Kastanas tardaríamos mucho menos. No fue así. La bajada era bastante dura y laboriosa, y mi rodilla empezó a decir “aquí estoy yo”, pero aún así llevábamos el paso ligero y tardamos una hora larga en alcanzar el arroyo, ¡más que en la subida al Golna!
Las vistas de la cima del Monte Olimpo y del valle eran espectaculares desde este lado del cañón, pero íbamos apretando tanto la marcha que apenas paramos para echar una foto.
Arroyo de Kastanas
Silueta del Monte Olimpo
Comimos uno solo de los dos sandwiches que nos habíamos preparado, pues veíamos que se nos echaba el tiempo encima y no queríamos que nos alcanzara la noche en la montaña. Rápidamente retomamos de nuevo el camino que discurría ahora por el lado del monte que daba al cañon, por lo que las vistas eran todo un espectáculo, a la vez que hacía la ruta más peligrosa pues un paso en falso significaba una caída de consecuencias probablemente desastrosas.
Durante un rato el sendero llaneó ligeramente y la marcha se hizo más agradable mientras que cruzábamos un precioso bosque. Una de las curiosidades que tenía la ruta es que se cruzaba con el sendero europeo de largo recorrido E4, (el mismo que pasa por Granada).
A partir de aquí, la ruta se convirtió entonces en un continuo subir y bajar, por un sendero que a veces se perdía, y que requería usar los brazos para avanzar, que no sé yo en qué cabeza cabe calificar esa ruta como FÁCIL.
Con tan solo un litro y medio de agua para los dos del que apenas quedaba ya un poquito, contando con que iba a ser una ruta sencilla, empezamos a preocuparnos por nuestra situación cuando el sol se escondió finalmente detrás del los picos del Monte Olimpo, y aún no veíamos clara nuestro regreso al punto de partida.
Además con tanto cambio de desnivel y tanto tener que agacharnos para sortear las enormes rocas que hacían las veces de escalones en las bajadas, mi rodilla empezó a bombear de dolor, y me trajo muy malos recuerdos de lesiones pasadas. Realmente hubo momentos en los que no podía dar un paso más y la sensación de rabia por habernos dejado guiar por la descripción de la web oficial del parque que nos había puesto en aquella situación.
Finalmente, casi 5 horas después de iniciar la ruta llegamos por fin finalmente a…. ¡a ningún sitio! Pues el lugar donde terminaba la ruta no era donde la habíamos comenzado. ¡Nuestro coche no estaba allí! Estábamos en lo alto del pueblo de Litohoro, pero no en la carretera donde habíamos dejado el coche.
Intentamos buscar a alguien en hablara inglés que nos diera indicaciones, y encontramos unos chicos griegos, pero que no eran de allí, que no supieron decirnos. Ellos también habían tenido una mala experiencia con la info de la web que les había costado desandar una ruta de 7 horas con lo cual, tampoco estaban por la labor de complicarse la vida, pues lo que querían era llegar a su coche e irse.
El resto de gente que nos encontrábamos nos daba indicaciones contradictorias que nos acercaban cada vez más al pueblo y por tanto, nos alejaban más del coche.
Exhaustos, sin saber bien qué hacer, finalmente llegamos a un edificio en cuyo piso más bajo había dos señoras, una de las cuales hablaba un perfecto inglés, y sabía perfectamente donde estaba el lugar que buscábamos. Sin embargo nos explicó que eran por lo menos unos 40 minutos andando y que de noche y a oscuras no le parecía buena idea. Tras un segundo de silencio en el que sopesó la situación, finalmente dijo: “Yo os llevo”. Tres palabras (bueno 4 en inglés) que la convirtieron en nuestro ángel de la guardia personal y nos hicieron dar gracias al karma por devolvernos aquellas veces en las que hemos recogido un guiri perdido en el desierto de Almería, o un montañero lesionado bajando de Sierra Nevada.
La pesadilla había acabado. Nuestro Ángel de la Guarda nos llevó hasta nuestro coche y pocos minutos después estábamos en la habitación de nuestro hotel comiéndonos un gyros y tomándonos una Mythos, y maldiciendo al redactor de la información de la web del Parque Nacional.
Pensé que de todas las entradas de viaje que iba a escribir, esta era una de las más importantes, pues quizá al futuro viajero que lea esto le servirá de aviso y ya irá preparado. No es una ruta imposible, pero es una ruta para hacer tranquilamente por la mañana y terminar por la tarde, por lo menos si no tienes una gran preparación física, como es nuestro caso, y precisamente por lo que buscamos rutas fáciles.
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