Una sorprendente escapada que no defrauda. Italia es siempre un acierto. Un destino maravilloso donde descubres multitud de rincones llenos de encanto. Pueblos, rutas, senderos, su gente... Muy, muy recomendable!
Volamos a Nápoles directos desde Madrid y alquilamos un coche con la compañía Happy car. Fue un error por varios motivos. El primero de ellos y más molesto fue porque es la única compañía que no está a la salida del aeropuerto, junto con las demás compañías de alquiler de coches. Tienes que esperar un coche especial a la salida del aeropuerto para que te lleve allí, en lugar de coger el autobús que te lleva a las demás compañías. Tarda más y es difícil de localizar. Después, hubo varios problemas de gestión en los que no vamos a entrar aquí. Por otro lado, recomendamos contratar un buen seguro porque la conducción en esta zona de Italia es tan caótica que es fácil que acabes con un rayón en el coche. Nosotros, para no tener problemas, contratamos el servicio de "valet parking" en el hotel y acabamos con un tapacubos rayado que nos costó 90€. Y ni os contamos lo que nos costó el servicio de valet... Claro que, no caímos en la cuenta de que el conductor también era italiano...conducía como el resto de la personas en la zona :-)
Nápoles es una ciudad bulliciosa, con una gran vida callejera y un tráfico caótico. Comer pizza en cualquiera de las pizzerías d la vía Tribunali es una maravilla.
A la rica pizza
Nuestro viaje comenzó con una visita a las ruinas de Pompeya, un recordatorio del desastre ocurrido en el año 79 con la erupción del Vesubio. La ciudad romana fue enterrada bajo piedra pómez y quedó inmóvil en el tiempo. Es uno de esos sitios que hay que ver, al menos, una vez en la vida. Es realmente bonito.
Restaurante de la antigua ciudad de Pompeya
Entrada a una vivienda pompeyana con suelo de mosaicos y perro guardián
Paso de cebra en la antigua ciudad de Pompeya from ENLACIMA on Vimeo.
El Vesubio puede apreciarse desde cualquier punto del golfo de Nápoles, así que continuamos nuestro viaje con una pequeña excursión para conocerlo de cerca. Desde el aparcamiento, nace un camino sencillo y con unas vistas impresionantes que lleva a su cumbre. El trayecto se completa en una media hora. Eso sí, el viento sopla con bastante fuerza en algunas zonas del recorrido.
Vistas desde el Vesubio
Después de visitar Pompeya y subir al Vesubio nos acercamos hasta Positano, donde llegamos al atardecer. Las vistas de la ciudad a esa hora eran increíbles. Puedes entender perfectamente por qué algunas personas la consideran la joya italiana del mediterráneo. Elegantes callejones, estrechas calles peatonales, cálida iluminación... Todo dejaba traslucir un ambiente romántico y encantador.
Nosotros viajábamos en coche por lo que nos tocó pagar aparcamiento en todas las ciudades y éste es, casi siempre, limitado y muy caro.
Positano al atardecer
Al días siguiente continuamos nuestro viaje visitando Praiano, un antiguo pueblo de pescadores que se encuentra en un monte, a unos 100m sobre el nivel del mar. Un pueblo pequeño de calles empinadas y multitud de escalones. Es además el punto de partida de uno de las rutas a pie que quisimos hacer, pero no pudimos por falta de tiempo, el Sendero de los dioses (Sentiero degli Dei). Un recorrido de unos 12km con unas vistas impresionantes. Habrá que volver para hacerlo.
Un Fiat Seiscientos de los de antes
Escalera con vistas en Praiano
El siguiente alto en nuestro recorrido fue Amalfi, ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Su enclave, en la boca de una profunda garganta, hace de este pueblo un lugar digno de visita. La plaza principal de Amalfi es muy bonita y en ella se encuentra el Duomo. Tomar un riquísimio helado italiano sentado en sus escaleras mientras observas las idas y venidas de la gente es algo que nos os deberíais perder.
Vista panorámica de Amalfi
Duomo
Nos encantó pasear por su calle principal llena de pequeños comercios y perdernos por algunas de sus empinadas callejuelas.
Callejuela en Amalfi
El último destino de nuestro viaje fue Ravello, otro magnífico pueblo Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se encuentra en un alto y las vistas desde alguna de sus villas son maravillosas. Belleza, lujo, villas y románticos jardines definen muy bien lo que se puede encontrar en este lugar.
Nosotros elegimos Villa Cimbrone para visitar. En la actualidad es un hotel, pero se pueden visitar sus jardines y una terraza maravillosa con vistas espectaculares.
Vistas desde Villa Cimbrone
Puerta de acceso a Villa Cimbrone
Sin duda, un viaje que debemos repetir para conocer mejor esta maravillosa región.
¡Hasta la próxima aventura!