Damas y caballeros, prepárense para la revolución (eso sí, Sin Spoilers). Damnation intentará remover nuestros cimientos, aunque necesitaréis ver en nuestra críticas si lo consigue o no. ¿Estáis preparados?
Una trama demasiado superficial
Damnation retrata el transcurso de una huelga de granjeros encabezada por el (supuesto) predicador Seth para terminar con la corrupción de los mandamases de un pequeño pueblo de Iowa. Una serie de desafortunados acontecimientos convertirán el pacífico movimiento en una nueva guerra santa, una revolución que puede poner en peligro el sistema económico de los Estados Unidos. Desde esta base, Damnation nos introduce en esta delicada situación que mantiene a los habitantes en vilo, y la verdad es que poco más. El principal problema que le encuentro a esta serie de momento es que le da demasiada importancia a su trama principal, es decir, su única trama.
No se da ningún tipo de trasfondo a los personajes, ni siquiera se nos introduce en sus vidas. Para Damnation, la única intención de todos los habitantes de ese pueblo es que su bando gane la “guerra”, nadie tiene inquietudes más allá de la que incumbe a la trama principal. De hecho, esto no le hace ningún favor a la serie ya que no te permite empatizar con ningún personaje. Durante el primer episodio, algunos habitantes del pueblo sufren injusticias y calamidades muy graves, pero ninguna consigue afectarte o hacerte sentirte mal porque no conoces a nadie, ni sabes de dónde viene o por qué está ahí. Y es cierto que hay que esperar a ver cómo continua, pero creo que es fundamental para una serie que su primer episodio te enganche. En el caso de Damnation, me ha dejado frío e indiferente.
No todo es malo en Damnation
Dejando de lado el principal problema comentado en el apartado anterior, la serie no es tan insuficiente en otros aspectos. Quizás lo más destacable del primer episodio de Damnation fuera el aspecto visual, aunque tampoco se podría catalogar como excelente. Los escenarios consiguen recrear muy bien el contexto histórico en el que se sitúa la obra, consiguiendo que el espectador pueda sumergirse un poco más en esta América profunda de los años 30. Además de la fiel recreación, la dirección de arte aporta un aire western al metraje que lo hace un poco más interesante. En lo referido a la fotografía, no hay nada realmente interesante, aunque cabe destacar que los planos generales parecen ser la especialidad de los directores de fotografía de Damnation.
Las actuaciones son, siendo amables, poco destacables. Intentaría definir cómo de bien o de mal lo hacen los actores en la serie, pero me es difícil dar un calificativo. Simplemente son interpretaciones que, en mi caso, no me llegaron. Eso sí, hay una clara excepción: Killian Scott, actor que da vida al predicador Seth. No sé que tiene, pero me encanta. Es sin duda el único personaje con el carisma suficiente como para obligarme a seguir viendo la serie. Ojalá a este hombre le espere un gran futuro en la gran o pequeña pantalla, porque de verdad creo que se lo merece.
La humanidad nunca cambiará
Para no acabar la crítica con un mal sabor de boca, voy a acabar la crítica con algo que considero que Damnation hace realmente bien, gozando de ese maravilloso sello Netflix. Creo que, aunque pueda tener sus fallos de guión o estructura, el mensaje que intenta dar la serie es realmente interesante. Damnation quiere defender ante los espectadores que la historia es cíclica, que las guerras y conflictos que enfrentaros a nuestros abuelos nos volverán a enfrentar, porque así es la humanidad. Este mensaje fue el que me cautivó durante los primeros minutos, pero al ver que se iba dejando cada vez más de lado, me vi obligado a bajar de la nube y a tener que escribir la que probablemente sean las palabras más duras que he escrito en la Sexta Butaca.