Por esta razón y porque entiendo que el día a día de todo Francesc R. que, tal como intento mostrar en este blog, lidia con llevar una vida ordenada pero no cuadriculada, al borde de pasar de ser un treintañero a un cuarentón… Quisiera compartiros los trucos que intento poner en práctica para que una jornada de 24 horas cunda más que si fueran 48.
Los trucos de Francesc Robert para obtener tiempo extra
Agendar
Un verbo imprescindible para todo “caos ordenado”. Particularmente para mi día a día no me conformo con sólo una, sino que combino mis dos mundos: el real y el virtual teniendo una agenda física donde de un vistazo poder ver cómo tengo el día y después una segunda online (un Google Calendar), donde gestionar tiempos, reuniones, clientes, etc.
Este ejercicio no sólo sirve para ver si tenemos huecos para hacer otras cosas, sino que además nos sirve para ordenar nuestra cabeza a la hora de dar prioridad a unas actividades frente a otras y tener bajo control el día a día.
Por otra parte, en mi caso particular (insisto en particular porque es un poco rizar el rizo), uso una tercera agenda más para temas ociosos, para poder marcar metas en la semana que me animen a un día duro esforzarme más aun sabiendo que al día siguiente me espera una buena ruta en bicicleta, una cena en buena compañía, etc. Se trata de una Moleskine que me regalaron con mis iniciales, F.R.R., grabadas en la portada y que siempre llevo a mano.
Aprovechar los desplazamientos
Aunque la jornada laboral comienza al momento de encender el ordenador y no antes (la conciliación es un tema muy serio, y más cuando se es autónomo), hay momentos sobre todo cuando tengo reuniones con clientes, en los que se puede aprovechar para reorganizar el día, ideas, planteamientos…
Es el caso de los desplazamientos previos, cuando tomo el bus o cojo la bicicleta para ir de un punto a otro… Momento que aprovecho para repasar los pasos a seguir en las horas siguientes.
Fijar las rutinas y los tiempos libres
Insisto: los autónomos difícilmente podemos cerrarnos a un horario fijo. Soñamos con el “9 to 5” de quienes trabajan a jornada completa pero, por otra parte, si no ponemos los medios para “obligarnos” a llevar una vida “normal” en la que el trabajo no lo abarque absolutamente todo, nadie lo hará por nosotros y la tendencia será que desde que nos levantamos hasta que nos acostamos no hagamos más que pensar en trabajo.
Por ello, además de procurar plantear un horario fijo en el que me siento frente al ordenador y voy de visitas a los clientes, busco otras actividades igual de fijas que me obliguen a “parar”. Actualmente es el gimnasio, que tengo clases programadas a partir de las 7 de la tarde para que el trabajo no me ocupe más de las 6, pero próximamente será el MBA, que ya lo encaje para que sea presencial o para online, deberá tener sus propios tiempos si no quiero “tirar a la basura” todo lo que cuesta y todo lo que necesita para sacarlo adelante.
Respetar momentos sagrados
Hay momentos que ya estén llamando al móvil de empresa con insistencia, debemos respetar como momentos sagrados. En mi caso los momentos sagrados de Francesc Robert son los sábados (todavía quedan algunos domingos a la tarde donde no puedo evitar ojear los proyectos que debo abordar en la semana… aunque no debiera), pero también lo son cuando echan una película que me agrada, el desayuno, cuando quedo a hacer unas cervezas con mis amigos y familiares…
El truco finalmente es que encajemos unas rutinas y aquellas que no lo son de forma que estemos satisfechos con lo que hacemos y con lo que no hacemos en nuestro día a día. Si no disfrutamos de nuestro trabajo, de nuestro tiempo libre sea mucho o poco, algo estamos haciendo mal…
Soy Francesc Robert Ribes: economista, entregado a seguir aprendiendo y enamorado de los pedales y las nuevas emociones. En este blog podrás conocerme y descubrir que hay vida más allá de los treinta. ¡Bienvenidos!