El gigante del Loire levanta su mole en forma de cuadrilátero dando la cara con esos trazos medievales lleno de renacentismo francés y de clásicos italianos. Su forma es reconocible desde mucha distancia, nos espera tranquilamente sabiendo que esta vez será más emocionante que la primera; quizás nos relate al oido por qué dejó de ser un simple pabellón de caza de Fernando I para convertirse en un castillo en aquellos años comprendidos entre 1519 a 1539 bajo diseño de Doménico da Cortona que cambió más de una vez en esos veinte años de discordias y de nuevos proyectos.
Se dice y se piensa que Leonardo da Vinci estuvo por medio y eso siempre nos emociona; quizás puso algo de diseño original, quizás a través de algunas invitaciones del rey se dejó caer aprovechando su proyecto en Santa Lucé para aconsejar al rey sobre los planos iniciales. Nos apresuramos a consultar todo lo conocido y por conocer y tal vez descubrir su firma en algún rincón escondido. La esperanza se queda en éso, esperanza nada más.
Y vemos altaneras sus seis torres, esas 440 habitaciones, 365 chimeneas, 84 escaleras, cuatro vestíbulos rectangulares que curiosamente nos engañan haciéndonos pensar que estamos en otro lugar; siempre lo mismo, estamos en el centro de todo a pesar de los juegos arquitectónicos que nos fabricaron los “sabios” de la arquitectura. Modo curioso de las escaleras en que yo puedo subir o bajar sin encontrarme contigo nunca aunque lo hagamos al mismo tiempo.
Para encuadrar el castillo mejor se le rodeó de 52.5 kms de árboles que forman en su totalidad 31 kms o 20 millas (a gusto de todos).
Ya hemos dicho que es un cuadrilátero y tiene en su interior en la parte norte un torreón, dentro del cual se cruzan los vestíbulos de tal forma que el paso a los aposentos se hace por las escaleras con tramos dobles ya se quiera subir o bajar al patio. De tal perfección se encuentra colocado que si encontramos el vestíbulo con ventanas a un extremo, tendremos la gran escalera visible para poder subir o bajar a voluntad. Algo muy dificil de explicar pero que tuvo que ser divertido para la gran corte que recorría los pasillos y estancias de este magnífico de la arquitectura sin que se aburriera nunca y seguramente más de un caso de pérdida habrá habido en la corte real.
Se quedó dormido durante ochenta años después de la muerte de Francisco I, los reyes que le sucedieron no le prestaron atención y se fue desmoronando poco a poco, pero vino a salvarlo en 1639 el rey Luis XIII que se lo cedió a su hermano Gastón d´Orleans para que lo restaurara. La visión de las escaleras que nunca se encuentra fue el eje de la restauración ya que se considera única en el mundo; y ademas a toda corte le sienta bien un poco de humor en sus ir y venir diario; el torreón central que está rematado por las terrazas que ofrecen un espectáculo con sus torres altas de pizarra y el panorama que desde allí se divisa.
Dentro de su dependencias cabe destacar la Capilla que está al final de una galería del torreón, esta capilla mandada a construir por Francisco I no se terminó por Mansart sino que fue con Luis XIV cuando lució espléndida con sus dimensiones colosales y dos pisos de altura.
Dentro de lo que son los aposentos reales, tenemos las dependencias de Luis XIV, que está formado por dos parte tabicadas del vestíbulo norte. La suite real está colocada justo en el centro de la fachada principal, fue habitada por cabezas coronadas desde Luis XIV, algunos agregados como Leszczynki y el mariscal de Sajonia.
Fue precisamente durante el Siglo de las Luces, cuando más lució el castillo, natural teniendo en cuenta que era la máxima joya en aquellos años; tenía todo lo necesario para ser acogedor: volúmenes reducidos dentro de la magnitud, techos rebajados y chimeneas empotradas en las más grandes originales.
Aunque juegue con tres estilos, tenemos que añadir que se convirtió durante el Romanticismo en un lugar especial para la inspiración. Chateaubriand y Vigny lo eligieron como decorado de sus obras. Andrea Paladio lo cita y lo comenta en sus notas, sobretodo la escalera de cuatro caracoles concéntricos y Rabelais lo consagra como un lugar de ensueño.
Pasa a manos del estado francés en 1939.
La visita guiada es rígica, nada ni nadie se puede saltar a la torera su protocolo pues lo más seguro es que el turista atrevido terminase en un laberinto de estancia y darse por perdido a la mínima; sin tener en cuenta que tiene tantos pasadizos (algunos sin explorar) que pueden llevar a alguien de un sitio a la otra punta del gigante a través de estas arterias escondidas…
**Transporte:
La visita es una oportunidad excelente para una excursión de un día desde París. Existen algunas excursiones con transporte ida y vuelta incluido que pueden resultar interesantes. En coche desde París se toma la autopista A10 en dirección a Blois y la salida 16 hacia Mer, más tarde se toma la carretera D112 hacia Chambord. En caso de que se venga desde Tours se puede ir porla autopista A10 y se sale en la salida 17 en dirección a Blois, después se toma el camino secundario D33 hacia Chambord. Existe un aparcamiento gratuito muy cerca del castillo. La compañía de autobuses TLC comunica a la estación de trenes de Blois con Chambord y otras ciudades por medio de las líneas 2 y 18. La línea 18 ofrece un servicio que recorre el circuito Chambord, Cheverny y Blois. El precio de un viaje sin importar el trayecto es de 11,20?, los niños menores de 12 años y los mayores de 60 tienen derecho a una tarifa reducida de 8,96? mostrando los documentos necesarios.
**Precios:
El precio de la entrada al castillo es de 8,50? de septiembre a junio y de 9,50? de julio a agosto.
Existe una tarifa reducida de 6,50? aplicable a grupos mayores de 20 personas y a estudiantes de entre 18 y 25 años de edad. Todos los menores de 18 años entran gratuitamente al Castillo de Chambord. En el Castillo se ofrecen algunas visitas guiadas sin costo extra pero la mayoría de las mismas son solo en francés. Se puede alquilar audioguías por 4? disponibles en varios idiomas, ofrecen comentarios muy informativos del área que estás observando.
**Horarios:
El Castillo de Chambord se encuentra abierto durante todo el año excepto el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre. Los horarios varían según la época del año:
Del 2 de enero al 31 de marzo: 9:00 a 17:15
Del 1 de abril al 13 de julio: 9:00 a 18:15
Del 14 de julio al 19 de agosto: 9:00 a 19:30
Del 20 de agosto al 30 de septiembre: 9:00 a 18:15
Del 1 de octubre al 31 de diciembre: 9:00 a 17:15.
**Especiales:
Es posible rentar un bote para navegar por el canal del Castillo de Chambord y así descubrir el sitio desde otra perspectiva. Tambien hay servicio de alquiler de bicicletas de abril a noviembre, se puede recorrer el gran parque del Castillo de Chambord en dos ruedas.
Merece la pena
DAMADENEGRO 24/2/2009
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