Sarah Bernhardt no sólo es considerada la actriz más famosa de todos los tiempos, sino que también se ha destacado en el campo de la escultura, pasión que complementaría su trabajo en los escenarios. Dueña de una personalidad excéntrica y extravagante tanto en sus papeles como en su vida personal, Sarah adquirió un ataúd en 1860, en el que dormía y posaba regularmente, demostrando así su obsesión por el erótico y el mórbido.
A pesar de ser la actriz más famosa de su época, Sarah Bernhardt nunca había hecho el papel de Ofelia, joven que muere ahogada, en el momento en que su mármol fue concebido – sólo en 1886 apareció como Ofelia en una producción de Hamlet. Sin embargo, la Preeminente obsesión de Bernhardt con la muerte ha llevado a una fascinación de larga vida con la trágica heroína y su representación escultural de Ofelia se ha convertido en una de sus obras más significativas. Modelado en 1880, el relieve acompañó a Bernhardt en su primer paseo por Norteamérica antes de ser exhibido en el Salón de París en 1881.
El Alto relieve DE Bernhardt representa a Ofelia en forma de busto, la cabeza girada, los ojos cerrados, vistiendo una guirnalda de flores y envuelto en agua que se funde con sus trenzas. La sutileza de la modelización de Bernhardt se muestra en las flores muy detalladas, así como las delicadas olas vitrificadas, cuya textura contrasta con la forma lisa y abombada del seno derecho expuesto de Ofelia. Aunque aparentemente retratado en el momento de su muerte, la expresión sensible de boca abierta de la mujer, La desnudez abierta y la pose lánguida exhalan un erotismo innegable. Ignorando su sufrimiento, la heroína parece abrazar su muerte como una consumación extasiante.
en sus interpretaciones posteriores del personaje, Bernhardt aumentaría el nivel de erotismo para la muerte de Ofelia al elegir aparecer en el escenario como Ofelia muerta rodeada de hojas y flores – en lugar del ataúd convencional.
Existen documentadas unas 50 obras de Sarah Bernhardt, aunque en la actualidad únicamente se tiene constancia de la existencia de 25 de ellas, diseminadas entre colecciones particulares y museos.
La vida de Sarah Bernhardt fue intensa y ante todo al margen de convencionalismos y estereotipos.
Una mujer libre, con carácter y habituada a seguir su instintos sin importarle lo que de ella se pudiera decir. Una mujer llena de talento y creatividad, talento que supo expresar de muy diversas formas y que por fortuna de todos ha llegado hasta nuestros días y podemos aún disfrutar de su legado contemplando estas magnificas esculturas.
El nombre de Sarah Bernhardt viene asociado a una de las mejores actrices de todos los tiempos, pero muy pocos conocen otra de sus facetas, la de escultora.