Hace unos meses Marta, de La libreta roja, puso en marcha un Blogparade. En él preguntaba a otros bloggers que también viven en el extranjero qué sería lo que más echarían de menos si tuvieran que dejar ese país.
Estuve dándole vueltas a la pregunta y decidí participar en la convocatoria. Pero, al escribir aquel post, me di cuenta de que no sólo había muchas cosas que añoraría, si no también otras que no me importaría nada perder de vista para siempre. No fui la única que lo pensó. Anna, del blog Cinco platos, se lanzó hace unos días a escribir sobre el tema. Y su idea ha gustado tanto entre los participantes de la última Blogparade que, tras hablarlo, he recogido el testigo para organizar un nueva recopilación de experiencias. Así que, si tienes un blog y te apetece contar qué no echarías de menos de tu país actual de residencia si tuvieras que irte, no dudes en participar. Y si no tienes un blog, pero quieres compartir tu opinión, puedes dejarla en los comentarios
Esto es lo que yo no echaría nada de menos si tuviera que dejar Alemania.
1. Los problemas de comunicación
Más allá de la barrera idiomática, la comunicación con los alemanes resulta un poco complicada. Suelen ser bastante escuetos en sus explicaciones y, salvo que les preguntes directamente por algo en concreto, no te facilitarán más información que la meramente solicitada.
Por ejemplo, una vez llamamos por teléfono para conocer el horario de apertura de un Burg que hay cerca de Münster. Nos lo dijeron y, como nos daba tiempo, nos acercamos a visitarlo. Cuando llegamos allí estaba cerrado por obras. No lo podíamos creer. Cuando preguntamos a una persona encargada de las instalaciones y le dijimos que habíamos telefoneado para preguntar hasta qué hora estaba abierto, nos respondió que ella nos había atendido bien porque no le habíamos preguntado si había algún problema para acceder. Y no ha sido el único malentendido que hemos tenido.
Parten de la base de que cada uno es responsable de buscar la información que necesita en cada momento o hacer todo lo posible por conocerla. Y si no la has preparado bien, se enfadarán contigo, pensarán que tienes dejadez y te pondrán cara de superioridad.
Aunque la falta de habilidades comunicativas va más allá. Por ejemplo, si tu jefe considera que no estás haciendo un trabajo del todo satisfactorio no te comentará otras formas de resolverlo. Directamente, empleará las palabras justas para hacerte ver que lo que estás haciendo
2. La oscuridad en invierno
Creo que maldecir el tiempo en Alemania es un tema recurrente entre todos los emigrados españoles. Lo cierto es que, tras un par de añetes por estas tierras, no me molestan tanto el frío y la lluvia tanto como la falta de luz en invierno. Eso de que a las 15 de la tarde sea noche cerrada y no sepas si comer, cenar o meterte directamente en la cama, me deprime un montón. Además, toda la vidilla callejera que aparece con el buen tiempo, se encierra en casa hasta la siguiente primavera y, en general, da un poco de pereza salir y hacer cosas al aire libre.
3. Que no haya pescaderías
Cada vez que escuchaba a un compatriota hablar de lo mucho que extrañaba la comida española, pensaba que era una opinión un tanto exagerada. Ahora, me parece perfectamente razonable y he comenzado a sentirla en mis carnes.
Echo mucho de menos alguna fruta y verdura de temporada (y que su precio no sea astronómico). Pero, sobre todo, echo de menos el pescado y el marisco fresco. En Alemania no hay pescaderías. Ni puestos independientes, ni mostradores en los supermercados donde, como mucho, puede comprarse algo de pescado congelado.
En ciudades como Münster se puede comprar pescado un par de veces a la semana, en el mercado del Dom. Sin embargo, a parte de que la variedad brilla por su ausencia, el precio es realmente desorbitado. Y no digamos el del marisco congelado. Unas gambas al ajillo o unos mejillones al vapor se han convertido en un auténtico lujo insípido, reservado sólo para ocasiones especiales.
Menos mal que nos quedan las conservas y los pedidos internacionales. Obviamente no es lo mismo pero, por lo menos, se calma un el gusanillo.
4. Aclarar algunos tópicos sobre España
Antes de trasladarme a vivir a Alemania ya era consciente de los típicos tópicos sobre España. La paella, las tapas, el jamón y la sangría como la base de nuestra pirámide alimenticia. Y los toros y las sevillanas como nuestras opciones de ocio más comunes. Así que, como era de esperar, las preguntas directas sobre estos temas no tardaron en llegar.
La siesta y tener más tiempo en la pausa de la comida también suelen salir en las conversaciones. Aunque no tanto para conocer qué hay de verdad tras ellos, si no para hacer algún chascarrillo de asombro. No sé muy bien por qué resulta tan difícil de creer que los españoles no aprovechemos la hora de la comida (o casi cualquier momento del día) para dar una cabezada.
También son frecuentes las preguntas sobre el del turismo y la geografía española. A veces les parece incomprensible que, viviendo en España no haya veraneado en Marbella, ni en Tenerife, o que no aproveche el buen tiempo para escaparme a Mallorca y pasar allí unos días. Igualmente se sorprenden porque en invierno haga frío. Es más, algún conocido ha pasado las vacaciones de Semana Santa en Andalucía y, al haber tenido días de lluvia y mal tiempo, han vuelto indignados y nos han preguntado cómo podía ser posible que pasara eso.
Aunque he de admitir que hay otros temas que no me resultan tan livianos. No sólo porque objetivamente no lo son, si no por la falta de tacto y educación que demuestran algunos alemanes al preguntar por ellos. Me refiero a las cuestiones relacionadas con E.T.A., la Guerra Civil, la dictadura o el Procés de Catalunya. Son asuntos sensibles y profundos que no pueden intercalarse distendidamente en una conversación entre el tiempo y la cocina de NRW.
5. Hacer papeles para todo
Pese a que la bur
Ahora, es tu turno.
Pero, ¿en qué consiste el Blogparade?
Simplemente tienes que escribir un post en tu blog contando qué no echarías de menos en caso de tener que irte de tu país de residencia actual. No tiene por qué ser de Alemania, ni tienes por qué vivir en un país extranjero. Puede que, en alguna ocasión, hayas pensado que hay cosas de tu entorno que no te gustan y que no echarías en falta si tuvieras que irte.
¿Y cómo puedo participar?
Es muy sencillo:
Escribe un post contando tu opinión
Comenta en este post poniendo el link de tu entrada.
La fecha límite es hasta el 30 de junio.
Una vez cerrada la convocatoria, reuniré todas las entradas en un post resumen y se compartirá en el blog. Qué me dices, ¿te animas a participar?
Imagen obtenida de Unsplash.