Se suele decir que nadie necesita más vacaciones que el que acaba de tenerlas, pero si estás de vuelta, aún puedes disfrutar de las calles desnudas de Madrid o cualquier otra ciudad de cemento, sin colas, sin prisas, sin atascos. Aunque su asfalto queme, siempre hay una terraza dispuesta a acoger tus noches de verano, una piscina donde pasar la tarde, un rincón escondido de la ciudad capaz de sorprenderte. Y también mucho no hacer nada, a veces nos empeñamos en tener siempre algo que hacer, nos hacemos un listado de actividades, de tareas, y nos olvidamos que las vacaciones no sólo están para vivir nuevas experiencias, sino también para descansar. Tirarte en el sofá con un día entero para ver series, leer, seducir a la vecina de enfrente o mirar al techo es un plan envidiable.
Aún tienes muchos amigos con los que reencontrarte, muchas anécdotas que recordar y muchos planes que aceptar, sin pensar, para desmontar eso de que todo tiempo pasado fue mejor.
Que, aunque te cueste creerlo, aún no has escuchado la canción “Despacito” lo suficiente, y que hay un repertorio de canciones del verano que están esperando que las bailes toda la noche. Que las fiestas de los pueblos no han hecho más que empezar, y a ritmo de “Mayonesa” o sacando tu parte más country, bailar “No rompas más” con tus vecinas sonrojadas a base de vino tinto en medio de la plaza. Y aún quedan muchas comidas familiares, de esas en las que todo el mundo habla alto y a la vez, mientras se menean las copas y la comida rebosa en los platos. De esas en las que, por un segundo, coincides tu mirada con la de tu abuelo, y sabes que hay momentos que cuestan muy poco y que valen mucho.
Y aún no has olvidado todas las penas que en invierno se te han congelado en el pecho, todo el trabajo que has cargado a tus espaldas, todos los besos que no has dado, todos los perdones que se te han atragantado, ni todas las metas que no has alcanzado. El verano está para recobrar energías, para volver a un otoño cargado de posibilidades, para lograr nuevos objetivos, para enmendar errores, y para conseguir llegar a fin de año con todos los propósitos cumplidos. Está para olvidar todos los “no” que te arañan los labios, para dar segundas oportunidades a todos los que se las merezcan. Aún quedan muchos, muchos días de verano, este es sólo uno más que se agota como en una cuenta atrás. Disfrútalo.
En colaboración con Mamá Mi Sol, Feliz Verano