Hace unas semanas os contaba que viajé a Grecia y compartía mi guía personal de Atenas. Desde allí no regresamos a Berlín sino que nos fuimos a Creta. Combinar Atenas con otra isla griega, es algo que os recomiendo mucho porque además de conocer lugares muy diferentes de Grecia, los trayectos en avión son muy cortos. Volar desde Atenas a Creta dura menos de una hora, y hay vuelos con mucha frecuencia. Nosotros tuvimos una buena experiencia viajando con Aegean.
Como el cielo estaba muy despejado y el avión no volaba alto, pude disfrutar de unas vistas increíbles al Mar Egeo y sus islas durante todo el trayecto. Entre ellas, la isla de Milos. Al llegar a Creta nos esperaba un aeropuerto pequeño, pero muy coqueto. Y también un Jeep de alquiler, con el que nos movimos por la isla muy a gusto. ¿El plan? Conducir cuarenta y cinco minutos hasta llegar a nuestro alojamiento: una casa cretense integrada en una granja ecológica de verduras y frutas en la que íbamos a pasar una semana slow. Llegar, llegamos. Pero, lo que nos costó conducir con un navegador que nos daba unas indicaciones que no coincidían porque casi todo está escrito en griego. ¡Lógico!
El alojamiento se llama Metohi Kindelis y está situado en un municipio de Creta occidental conocido como La Canea. La ciudad más cercana también tiene este nombre y se encuentra a apenas unos minutos en coche. Habíamos reservado este hotel justo cuando estalló la pandemia, y por una razón u otra, no habíamos podido ir hasta ahora. Si me seguís en Instagram (@eintagmitpepa), en su momento ya habréis visto que se trata de un lugar paradisíaco en el que predomina la belleza vintage, lo botánico y los gatos.
Alquilamos el apartamento Kynthia, situado en la primera planta de una casona con mucha historia. Pero también disponíamos de una zona exterior de uso privado en la que había una piscina, una cocina de día y una zona de relax para comer o pasar tiempo al aire libre. Algo que me encantó, es que nos dejaron una bandeja gigantesca llena de frutas y verduras de la granja que comimos durante días. E incluso, cuando flaqueaba, la rellenaban. Además, la nevera y la despensa también nos recibieron llenas de productos locales: pan, miel, quesos, chocolate, mermeladas caseras, yogur natural... Esto nos permitió entrar en contacto con la gastronomía cretense nada más llegar. Y claro, al levantarnos con un rico desayuno.
Como os imaginaréis por el título del artículo, fue una semana que dedicamos a descansar. La gran mayoría del tiempo lo pasamos en el hotel: leyendo en la zona de la piscina, paseando por sus terrenos o simplemente, relajándonos. En mi caso, pasé muchísimo tiempo con los gatos del hotel que me perseguían para recibir sus dosis diarias de juegos o mimos. En Creta abundan los gatos callejeros y la mayoría sobreviven gracias al apoyo de los vecinos y los turistas. En las calles encontraréis puntos donde tienen su comida y bebida que podéis reponer. Por si os sirve de ayuda, yo compré un par de veces comida en esta tienda de mascotas en la que me atendieron muy bien (y en inglés): Just4Pets (Anagnostou Gogoni 76, Chania). Siempre llevaba conmigo paquetes de comida y se la daba cuando me los iba encontrando. Es decir, en todos lados.
Cocinamos muchísimo en casa y disfrutamos haciendo la compra en un supermercado ecológico donde los agricultores de la zona venden sus productos (incluidos los de la propia granja donde nos alojábamos). Se llama Gaia Cooperative Of Products (Dimitrakaki 2, Chania) y os lo recomiendo si tenéis pensado quedaros unos días en La Canea. El Café Veneti (Leof. Karamanli 99, Souda) fue otro lugar donde comprábamos el pan o cogíamos café para llevar. Al pasar allí la época de Pascua, pudimos probar muchos dulces típicos de Grecia y conocer su cultura desde más cerca.
A menudo visitamos La Canea, una ciudad con mucho encanto que tiene un antiguo puerto veneciano. Si algo destacaría de él, sería la Mezquita de los Jenízaros y su faro desde el que hay muy buenas vistas. Algo que me llamó muchísimo la atención es que su casco histórico está abarrotado de calles comerciales en las que abundan las tiendas (y los turistas). Merece mucho la pena perderse por ellas porque la mayoría de lo que venden es artesano y de calidad. Cafeterías tampoco faltan, ya que las encontraréis por toda la ciudad. Para comer o cenar, os recomiendo un restaurante que está situado en el puerto marítimo y que visitamos un par de veces. Se llama Salis (Akti Enoseos 3, Chania) y todo lo que sirven allí está delicioso. Y lo mejor, es el plan perfecto para camuflarse entre los locales.
Otro plan que no debéis pasar por alto si visitáis esta región de Creta, es visitar su botánico. Es más conocido como Botanical Park & Gardens Of Crete, está situado en plena montaña (a una distancia de treinta minutos en coche desde La Canea) y en él predominan las plantas aromáticas, los árboles de cítricos y los pavos reales. Hace unas semanas os contaba mi experiencial al detalle en el siguiente artículo: Mi visita al Parque Botánico y los Jardines de Creta. Por cierto, también tiene un restaurante en el que podréis disfrutar de platos de la gastronomía griega con unas vistas increíbles a las montañas cretenses.
¿Queréis llevar a casa algún souvenir típico de Creta? Os recomiendo que tengáis muy en cuenta los objetos de cerámica hechos a mano, las esculturas de los artistas locales y los productos regionales como miel, aceite de oliva o té. En Creta también abundan los cosméticos o las pastillas de jabón naturales. Y por supuesto, la bisutería. Quería recomendaros un par de tiendas que me sorprendieron mucho, pero no tomé nota y ahora no consigo localizarlas de nuevo. Sin embargo, sí que me acuerdo de esta: Canea T Shirt Souvenirs (Zampeliou 45, Chania).
Creta es un lugar que para nada era como me esperaba, pero que me sorprendió mucho (y para bien). Una isla muy tranquila, en la que la gente es muy educada y todos hablan inglés. Un lugar con una naturaleza asalvajada y, en el que si sabes elegir, comerás muy bien pues se apuesta por lo local. Creta está bien conectada con Berlín (el trayecto en avión dura aproximadamente 3 horas), así que sin duda volveré. Y como suelo hacer, repetiré todo lo que me gustó mucho y por supuesto, me alojaré en el mismo hotel. Ojalá la siguiente vez acompañe el buen tiempo y pueda disfrutar de sus playas o conocer otros lugares con encanto. Por cierto, los cretenses me comentaron que la mejor época para visitar Creta es durante el mes de septiembre. Así que tendremos que hacerles caso.
¡Y hasta aquí ha llegado el post de hoy! Espero que mi viaje a Creta os haya gustado y os inspire si estáis pensando viajar a La Canea. ¿Habéis estado alguna vez en Creta? ¿Conocéis La Canea o algún lugar de los que he mencionado? ¡Espero vuestra respuesta en los comentarios! Y de paso, os mando un abrazo.
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