Una década después, regreso a Londres. Hace diez años lo hacía con una maleta más grande para vivir tres meses. Esta vez y coincidiendo con mi cumpleaños, lo hago con lo necesario para pasar casi una semana. En su momento vivimos en la planta baja de una casa que nos alquilaba una pareja en Islignton. Esta vez nos alojamos en un apartamento a la otra orilla de la catedral de San Pablo. Volver a estar allí desde una posición privilegiada y pudiendo hacer todo lo que en su momento no podíamos hacer, fue emocionante. Y me recordó lo mucho que me gusta Londres.
Viaje y alojamiento en Londres
Volamos desde Berlín con British Airways, una de mis compañías favoritas. El vuelo tiene una duración de dos horas, pero parece como si llegaras en una porque en Londres es una menos. Era la primera vez que aterrizábamos en el aeropuerto London City Airport, el más práctico y central de todos. Desde que viví en Londres, las cosas cambiaron mucho. Al ser ahora un destino internacional, es obligatorio viajar con el pasaporte. Y una vez allí, hay que introducirlo en una máquina que lo identifica y te hace una foto. Para que os hagáis una idea, este aeropuerto está a unos 30 minutos en coche de The City y pagamos unas cuarenta libras por el trayecto. Nos alojamos de miércoles a domingo en un apartamento monísimo del hotel Native Bankside, experiencia que seguro repetiremos. Además de su localización, lo que lo hace especial es que está en un edificio histórico que era un antiguo almacén de té. ¿Te gustaría reservarlo?Viernes: Borought Market and The City
Uno de mis planes favoritos cuando vivía en Londres, era coger un autobús que me llevaba hasta la catedral de San Pablo. Y desde ahí, me perdía paseando a orillas del Támesis. Así que el viernes hicimos un recorrido por mis lugares favoritos entre The City y South Bank para ver cómo lucían una década después. La primera parada fue el mercado Borough Market que encontré igual que lo dejé. Aproveché para arrasar su tienda (The Borough Market Store) y cogimos unas empanadas argentinas que comimos sentados en un banco del mirador Southwark View Point. Desde allí cruzamos el puente London Bridge y nos perdimos por la city londinense, pasando por sus edificios y lugares más icónicos: Leadenhall Market, incluido. Volvimos a nuestro alojamiento, cruzando el puente Millennium Bridge. Y luego, hicimos otro de mis planes favoritos en Londres: hacer la compra en el supermercado M&S Simply Food. Llenamos la nevera del apartamento por segunda vez y aproveché para comprar souvenirs navideños: tarjetas, ositos de chocolate y casitas con iluminación llenas galletas Shortbread.Sábado: Cumpliendo años entre South Bank y Kensington
Empecé el día abriendo mis regalos y después nos fuimos a desayunar a Swan, un restaurante pegado al teatro Shakespeares Globe que tiene unas vistas increíbles. Luego paseamos por el Támesis hasta llegar a la noria London Eye. Tenía muchas ganas de volver a ver el Big Ben y la torre Elizabeth Tower. Desde ahí seguimos hasta el parque St James´s donde me encantó observar su fauna tan particular: ardillas y pelicanos, incluidos. Es increíble que aunque pasaran diez años, me siguiera orientando perfectamente y acordándome de tantos detalles. Llegamos al Buckingham Palace donde miré a los guardias reales de lejos y ya que estábamos ahí, seguimos a pie hasta Kensington. El objetivo era almorzar algo en el Café Kitsuné que me gustó mucho. Con un café en mano, nos perdimos por calles como sacadas de una película y aparecimos en Harrods donde cotilleé la cafetería temporal de Prada.De camino al Victoria & Albert Museum, paré en una tienda monísima que se llama Divertimenti (227-229 Brompton Rd) y me arrepiento mucho de no haber comprado un salero de ardilla. Pasamos un par de horas allí y luego cogimos un taxi para almorzar en Aqua Shard, un restaurante del rascacielos The Shard. En la planta treinta y uno nos esperaba algo muy especial: un Afternoon Tea de temática Peter Pan. La experiencia fue única y tan solo por las vistas, mereció la pena. Una vez terminamos, dimos un paseo hasta el Tower Bridge: lo habíamos visto desde lo alto y se nos apetecía verlo de cerca. Y desde ahí, caminamos hasta el hotel donde nos esperaba nuestro equipaje y un taxi para llevarnos al aeropuerto.
¡Y hasta aquí ha llegado el post de hoy! Espero que mi reencuentro con Londres os haya gustado e inspirado. ¿Conocéis Londres? Si es así, ¿cuándo lo visitasteis por última vez? ¿Coincidimos en algún favorito? ¡Espero vuestra respuesta en los comentarios!
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