Wilmots, último belga en haber anotado un gol para su país en la Copa Mundial, no duda en recurrir a su experiencia para dar más fuste a sus principios. Ha forjado su filosofía a lo largo de una carrera gloriosa, en cuyo palmarés figuran cuatro participaciones mundialistas entre 1990 y 2002.
La primera misión que se propuso como seleccionador fue instaurar un espíritu de familia entre sus pupilos, tratando a cada uno de sus miembros con la misma consideración: ?Procuro prestar la misma atención a quienes no juegan. Los jugadores del banquillo deben tener las mismas ganas de jugar que los que están en el campo?. Como diligente padre de familia, Wilmots ejerce de garante del respeto de las reglas domésticas: ?El que no las respeta es apartado?.
Esta sutil mezcla de disciplina y familiaridad encuentra su mejor ilustración en los seis jugadores de banda obligados a compartir dos posiciones. Porque la abundancia de recursos se da sobre todo en los flancos. En la campaña de clasificación, sólo Kevin de Bruyne alcanzó el rango de insustituible. Y con todo merecimiento. El alero de 22 años encontró cuatro veces el camino de la portería contraria, y realizó otros cuatro pases decisivos. ?Estoy convencido de que nuestro entendimiento nos dará el plus necesario para explotar a fondo nuestros recursos?, confía el jugador del Wolfsburgo.
UN BANQUILLO CON UN FONDO ENORME
Eden Hazard aspira al mismo estatus en los esquemas de Wilmots. Ahora bien, la prestación de la perla del Chelsea durante el último ensayo general contra Túnez (1-0) antes de tomar el avión rumbo a Brasil, no complació al seleccionador, que aprovechó la circunstancia para hacer hincapié en sus planteamientos: ?No me inquieta que un jugador no juegue bien. Tengo otros 22, y ninguno tiene la garantía de que jugará?. El mensaje no pudo ser más claro. Willy exige rendimientos sublimes por parte de sus hombres. ?Tomaré mis decisiones en función de las actuaciones en los entrenamientos?, advierte.
Dries Mertens y Nacer Chadli tienen demasiada ambición como para resignarse a esperar sentados en el banquillo con los brazos cruzados. Sin embargo, conocen las reglas del juego. Los puestos están muy caros en su demarcación. Adnan Januzaj y Kevin Mirallas tienen la ventaja de poder extender la suya hasta la zona asignada a Romelu Lukaku, en la punta del ataque. Todos conocen y aceptan de buen grado los mandamientos de la sana competencia. En el campamento de los Diablos Rojos la cordialidad salta a la vista. ?Un buen Mundial sólo se puede hacer cuando en la selección reina un ambiente de camaradería?, estima Mirallas. ?En la mayoría de los casos, nos conocemos desde hace 10 o 15 años, y estoy seguro de que eso marcará la diferencia?.
Chadli rara vez se ha sentido tan a gusto en el seno de un equipo: ?La atmósfera no puede ser mejor. Somos todos amigos. Espero que sigamos cultivando esta amistad durante mucho tiempo?. Su compinche de la infancia, Mertens, recalca: ?Este grupo respira buen humor. Siempre hay buen rollo?.
Grandes futbolistas y grandes amigos: he ahí la receta que podría valer a Wilmots para seguir sacando de su banquillo los números ganadores.
*Con información de la FIFA