Poco más podemos decir de Longyearbyen, aparte de que es un lugar impresionante. A pesar de ser un sitio pequeño y de no estar bien comunicado para viajar desde España, volveremos seguro. Es de estos sitios que te dejan la sensación de saber que vas a volver. Nuestra escapada a Svalbard fue ¡todo lo que esperábamos y más!
Desde Madrid no se puede llegar a Svalbard el mismo día, por lo que tuvimos que hacer noche en Oslo, tanto a la ida como a la vuelta. Pasear por Oslo bajo la nieve fue divertido y hacerlo por la noche, con la cálida iluminación típica de las ciudades del centro y norte de Europa, fue muy agradable. Por cierto, ¡es necesario llevar pasaporte para ir a Svalbard!
Paseo bajo la nieve por Oslo
Turismo por la capital
Noruega es uno de los países más caros en los que hemos estado. Por otro lado, a pesar de tener la corona noruega como divisa, no tuvimos que cambiar moneda en ningún momento. Todo, absolutamente todo, se puede pagar con tarjeta: los traslados al centro de la ciudad, tanto en Oslo como en Svalbard, en cafeterías, restaurantes o tiendas.
Oslo por la noche
Zona de restaurantes y bares en la capital
El traslado al centro de Oslo lo hicimos en tren. Hay tres líneas de tren regionales de la empresa NSB que te dejan en el centro, además del tren rápido del aeropuerto (Flytoget Airport Express Train), que no merece la pena coger porque cuesta el doble y tarda lo mismo. La única diferencia es que algunos días y en algunos horarios tiene mejor frecuencia, pero cuesta unos 20 por trayecto y persona, que es justo el doble que los regionales.
En el aeropuerto de Svalbard hay unos autobuses que te llevan hasta el hotel en el que te alojas. Tienen muy controlados los aviones que llegan a la isla, por lo que no hay que reservar con antelación. Antes de subir al autobús les dices a los conductores donde te alojas y ellos te dicen en qué autobús subir. El mismo conductor te cobra en efectivo o con tarjeta una vez estás dentro. Los autobuses no salen del aeropuerto hasta que todo el mundo ha recogido su equipaje y está en el autobús que le corresponde.
Aeropuerto de Svalbard
Nosotros fuimos a mediados de marzo. Los días eran luminosos, despejados y todo era blanco. Miraras donde miraras el paisaje era espectacular. Sobrecogedor. Nieve congelada por todas partes, que no hielo, lo que permitía caminar sin problema con tan sólo las botas. Eso sí, es necesario llevar botas de invierno y ropa de abrigo porque los 20 grados bajo cero no te los quita nadie. En algún momento del día, o según donde te encontraras, podía haber -15ºC o -17ºC, pero de ahí para abajo.
Un par de cosas nos llamaron especialmente la atención. Por un lado, las temperaturas más cálidas no se encontraban en el valle sino en las alturas y, por otro lado, el sol no subía al cielo en una línea ascendente vertical, como en España por ejemplo, sino que se movía en una línea horizontal paralela a la superficie. Algo muy curioso de ver.
¿Qué vimos en Svalbard?
Por supuesto, entre otras muchas cosas, ¡las auroras boreales! Cierto es que la mejor época para ver las auroras en Svalbard es en enero, cuando todavía es noche polar. Éste es el único lugar del mundo donde se pueden ver de día. Svalbard está tan al norte que los lugareños siempre bromean con que allí las auroras no son northern lights, como se las conoce habitualmente, sino southern lights. :-)
Auroras vistas a 50 metros de nuestro alojamiento
No es necesario alejarse mucho para verlas
Una de las excursiones que hicimos fue a una cueva de hielo. Nos adentramos en el valle en un snowcat. Las vistas desde arriba son espectaculares. Mucho hielo y mucha luz. Todo blanco. Vimos pasar muchas motos de nieve y nos quedamos con las ganas de hacer esa excursión también, pero no tuvimos tiempo para todo. Otra vez será. Por muchos sitios de la isla sólo se puede ir en moto de nieve, snowcat o con raquetas. No hay carreteras y es todo hielo.
Vistas desde el valle
Interior de la cueva
El paseo en trineo de perros por el Ártico es probablemente lo más espectacular y emocionante que hemos hecho en nuestra vida. Nosotros fuimos a Bolterdalen para hacer esta actividad y no nos decepcionó. Todo lo contrario. Nos quedamos con las ganas de hacer una travesía.
Bolterdalen
Disfrutando el paseo con perros por el Ártico
En un par de ocasiones nos acercamos hasta el centro, que estaba a 2 km de nuestro alojamiento. La distancia es un paseo muy bonito por la carretera principal, que tiene poco tráfico. En el centro hay un supermercado y varios cafés y restaurantes. También hay varias tiendas de ropa de montaña.
De paseo por Longyearbyen
Espectacular paseo por la ciudad
Uno de los rincones de Longyearbyen
Así se quedaban las pestañas durante el paseo
Algunas casas del pueblo al anochecer
Reno de Svalbard visto en la puerta de nuestro alojamiento
Un amigo que conocimos allí hizo un salida en barco donde pudo ver varios tipos de animales, aunque ese día no vieron osos polares. En su mayoría, vieron zorros polares, morsas y leones marinos. Otro amigo hizo una excursión en moto de nieve que duró todo el día y cruzaron toda la isla, pero tampoco vieron osos.
¿Dónde nos alojamos?
Hay varias opciones de alojamiento y con distintos precios. Los hoteles del centro son muy caros, pero tienen la ventaja de estar al lado de todo. Nosotros nos quedamos en Coal Miners Cabin que es un sitio fantástico a dos kilómetros del centro. El bar/restaurante es muy bonito y se come muy bien. El único inconveniente es que los baños son compartidos. Frente a nuestro alojamiento también había un par de albergues.
Esto es lo más cerca que estuvimos de un oso polar
Por otro lado, las excursiones siempre te recogen en el hotel, por lo que estar alejados no es un problema y, en cambio, tienes la posibilidad de ver las auroras boreales a 50 metros del alojamiento.
¡Otro viaje más para el recuerdo!