País: Estados Unidos
Año: 1996
Duración: 126 min
Director/a: Barbra Streisand
Productora: TriStar Pictures / Phoenix Pictures / Arnon Milchan / Barwood Films
Puntuación pandástica:
Es una pena que la comedia romántica esté en declive total desde hace años, porque películas como El amor tiene dos caras son, sin duda alguna, un regalo para la humanidad. A pesar de ser una película noventera (que lo decimos como si fuera algo malo, y para nada lo es) enseña muchas lecciones románticas actuales para las mujeres de a pie.
De hecho, si hoy se hiciera de nuevo esta película seguramente habrían cambiado el mensaje por uno mucho más edulcorado, censurado y tergiversado.
Como me gusta a mi siempre, vamos a poner en contexto la película: Gregory es un profesor de Matemáticas de la Universidad de Columbia que cree que el sexo es la razón por la que no encuentra el amor. Rose es una profesora de Literatura, en la misma universidad, que vive con su madre y que parece que vive eclipsada por su hermana. Ambos comenzarán una relación amorosa con distintos puntos de vista sobre el amor ¿Te atreves a augurar que pasará?
Si os digo la verdad durante muchos años he debido ver esta película a trompicones cada vez que la ponían en la tele, pero nunca había querido verla entera porque creía que sabía como terminaba. ¡Menos mal que ayer tenía la regla! Estaba buscando algo en Netflix que me hiciera acurrucarme en el sofa con mi mantita y mi oso de peluche (sí, tengo un peluche) y me dije: – ¿por qué no? es de Barbra Streisand – ¡Cuán genial es esta película! ¡Qué llorera!
Aviso: voy a destriparla un poco, intentando no hacer spoiler, claro. De hombres entiendo lo justo, así que analizar los sentimientos y vicisitudes de Gregory me parece osado, pero como mujer sí que soy, vamos con Rose. Es muy interesante porque hay una escena en que es la propia Rose, como profesora de Literatura, la que desgrana buena parte de la trama con los arquetipos literarios femeninos. Para más inri, es donde se cruzan los caminos entre ella y Gregory. Es una escena maravillosa.
En primer lugar está la puta divina (sí, puta; y sí, su hermana). En segundo lugar está la medusa (su madre). Y por último está la fiel doncella (ella, la que nunca se casa). Os dejo la escena, porque es digna de ver.
Rose se siente víctima de su madre, que la ataca constantemente. Y vive a la sombra de su hermana, que incluso ¡se casa por tercera vez con el hombre del que está enamorada! Está muy bien, porque durante los 125 minutos que dura la peli la vemos luchar contra todos sus enemigos: su madre, su hermana y ella misma. Y lo curioso es que aunque el amor es el eje central de todo, para nada es el problema.
El problema, o problemas más bien, son la falta de autoestima de Rose, la lucha entre hermanas, la falta de empatía y el egoísmo de algunos personajes, las odiosas comparaciones entre lo que se supone que tienes que ser y lo que eres, salir de la zona de confort
Me ha gustado mucho porque tiene muy poca malicia y muchas lecciones vitales. Me sorprendió lo real que era el hecho de que ella pensase que si él no quería tener relaciones sexuales era porque ella tenía que cambiar su aspecto para encajar en los estándares “de mujer sexy”; mientras que los problemas que él tenía no estaban ni de lejos relacionados con el cuerpo o aspecto físico de ella. En contrapunto, hay una ligereza muy grande a la hora de tratar el tema sexual y todo está claramente enfocado a una sola cosa: el matrimonio. Si tuviera que sacarle una pega, sería esa.
Como curiosidad, varias cosas. Por un lado, me hizo gracia la transformación de Rose a lo largo de todo el film. Empieza siendo una profesora desenfadada, que viste ropa ancha y cómoda, con un pelo alborotado y siendo una persona de lo más casual. Cuando empiezan a salir juntos, de repente empiezan a ponerle ropas clásicas, grandes igualmente, pero de santurrona total; y su pelo pasa a ser un gran nido de pájaros con los recogidos que le plantan a la pobre. Y por fin, la transformación a cisne llega de la mano de la decoloración y los trajes con chaqueta, muy a la moda de los noventa.
Por otro lado, antes de ver la película desconocía los siguientes hechos: que era un remake, tal vez hay que ver la original para medir sabiamente la calidad y que Barbra Streisand era la directora. Y esto último explica muchas cosas: el trato que se da a sí misma y que casi todo, en realidad, gire entorno a ella, lo poco desarrollado que está el personaje de Gregory, que podría haber dado mucho más de sí, y el mensaje general de superación que se entona durante toda la película.
Muy recomendable, especialmente en una tarde lluviosa.