Hanshichi, que es como llamó a su personaje, es un detective que antepone la lógica racional ante los casos más variopintos: campanas que suenan solas, mansiones malditas, hechizos, desapariciones... atribuidas a espírituos malignos, maldiciones o entes demoníacos.
Ubicadas entre 1919 y 1940 aproximadamente, los diez relatos que conforman este libro no sólo nos permiten disfrutar de unas historias enigmáticas y en ocasiones sorprendentes, si no que nos abre la puerta a descubrir una sociedad tan fascinante como peculiar: recorreremos con el detective las casas de baños, mansiones de samurais, restaurantes de anguila, conoceremos a sirvientes y a importantes señores, sabremos cómo vestían, cuánto dinero ganaban, sus tradiciones e incluso qué comían. Porque si algo destaca sobre todas las cosas es la magnífica descripción que nos hace el autor de la época, pintando un retrato fantástico que nos transporta al Edo de la época, su jerarquía y su pensamiento, tan distinto del nuesto en muchos aspectos, por ejemplo en las resoluciones de los casos y los castigos aplicados a los culpables.
Un libro recomendado para los amantes del misterio y sin duda para los aficionados a la cultura japonesa, donde encontrarán a través de estos relatos un montón de información.