Fue fundado por los Reyes Católicos en 1492 en Santa Fe, coincidiendo también con las capitulaciones, las cuales recogen el momento en el que Cristobal Colón acude a Isabel para realizar un viaje a las Indias y la rendición de Boabdil, el último sultán que teníamos en la Alhambra. de Granada. En 1504 fue trasladado a Granada y se continuó su construcción sobre lo que habían sido las Huertas del Nublo de los reyes nazaríes, es decir, donde hoy se encuentra el Hospital San Juan de Dios, hasta que finalmente decidió trasladarse y ampliarlo a la zona donde nos encontramos ahora mismo. Alrededor del 1519, los Reyes Católicos concedieron, tras una petición personal, a la Duquesa de Sessa, María Manrique, la viuda de Fernando González de Córdoba, el Gran Capitán, el monasterio para constituirlo en panteón familiar. La condición que pusieron los reyes para esta concesión fue que la duquesa se hiciera cargo de finalizar las obras. Pero no solo funcionó como panteón, sino que también tuvo importancia para Carlos V, ya que fue lugar de zona de miel con su mujer Isabel de Portugal, siendo un lugar que les encandiló. De hecho, se puede apreciar gran parte de su paso en este lugar si nos fijamos en distintos elementos de los arcos.
El complejo ha sufrido diversas vicisitudes, ya que los franceses entran a Granada en el año 1810 y cuando ven este lugar, proceden a realizar un expolio e incluso aprovecharon distintas zonas del monasterio para construir otras edificaciones que tenemos en la ciudad. Por ejemplo, el puente de los franceses que nos encontramos en el Paseo del Salón, donde se encuentra el río Genil, de aquí se extrajo la piedra de la torre que teníamos antiguamente. A su vez, hicieron de este lugar un cuartel de artillería y también se perdió parte del tesoro que tenían. Pero no solo sufrió este problema, sino que posteriormente nos encontramos con las desamortizaciones de Mendizábal, volviendo a ser usado como cuartel hasta 1967, año en que pasa a la Orden de San Jerónimo, apareciendo actualmente restaurado y con uso ocasional para actividades culturales.
Sin duda, lo que más debemos de resaltar del complejo monumental, es la decoración que nos encontramos en el interior de la Iglesia, y sobre todo, aquella que hace referencia al retablo. En este nos encontramos distintas historias religiosas que nos remontan desde los tiempos de la creación de Adán y Eva hasta la crucifixión de Jesucristo, ya que la mejor manera de educar y enseñar a un pueblo carente de cultura por la exclusividad de este para la gente noble, era a través de las imágenes.
En definitiva, es un lugar más de nuestra ciudad que no debe pasar desapercibido y que debemos visitar, siendo una alternativa distinta a aquello que se promueve más en la ciudad de la Alhambra.
Autora: Nieves Benaisa Cruz
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