-¿Eddie, qué vas a hacer cuando te pegue una paliza?
- Levantarme y dejar que me pegues otra.
- ¿Ah sí?
- Sí. Pero no metas el dinero en el banco muchacho, porque si no lo hago ahora, lo haré el mes que viene en Dallas.
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- ¿Ah sí? ¿Y cómo estas tan seguro?
- Porque ¡he vuelto!
Las vueltas malas no son las de Septiembre.
Las vueltas malas son las vueltas a casa de noche, solo, mientras miras el (poco) dinero que te queda en la cartera. Para restarles importancia sólo se puede vivir de dos formas: o evitándolas (esto se consigue si al salir sólo bebes Shandy y no saludas por la calle) o apechugando y afrontando la noche con la filosofía de Pepe Colubi:
"... cada vez que salgo es la peor noche. Anteayer fue horrible, pero es que ayer fue ¡mucho peor!. Y sé que hoy voy a acabar todavía más en el fango. Pero siempre salgo con la ilusión de que va a ser la mejor noche de mi vida."
Estos paseos también se pueden acortar viviendo muy cerca de tu zona de fiesta. Un estudio de la Universidad de Massachusetts dice que la gente que vive cerca de su bar, restaurante y su cine favorito es más feliz. Y muere antes, esto también.
Otras vueltas malas son, desde hace unos años, las de Nicolas Cage a una película... de Nicolas Cage.
Hay vueltas aburridas, como La Vuelta Ciclista a España.
¿Pero las de Septiembre? Esas son cojonudas hombre.
Vale, es cierto, ya saben lo que opino yo del verano. Es verdad que espero el invierno como agua de mayo, tanto que ya me he declarado oficialmente en la última estación del año. Yo desde el 31 de agosto solo salgo de casa si puedo llevar abrigo. Si no, me encierro y niego la existencia del mundo exterior mientras escucho en bucle Auld Lang Syne.
Pero piénsenlo, ¿qué sentido tiene deprimirse al volver a la rutina? ¿por qué la connotación negativa del término? El volver es duro cuando mientras estábamos fuera, queríamos que fuese para siempre. Y si era así, algo tiene que cambiar, porque, vamos a ver, ¿no estaremos haciendo algo mal si nuestro día a día no nos motiva más que una semana de mojitos y caipiriñas en la Riviera Maya? Y aunque parezca irónico, lo digo muy seriamente.
Ya lo sé, a veces es difícil. A veces, volver significa volver a suspender un examen, volver a echar de menos a alguien, o volver a ver a alguien. Puede significar volver a tomar responsabilidades, volver a preocuparse, volver a fallar y a complicarse.
Pero bueno, digo yo que si nos caemos, será para algo ¿verdad señor Wayne?
En ¡Semejante Ramera! septiembre será un mes glorioso. Por un par de razones:
Hay cosas pendientes sobre las que escribir. Subiré material del Sonic Blast que todavía no está editado y, además, esta semana tendremos algo que nos han pedido: un artículo sobre la película La Isla, del coreano Kim Ki-duk.
También quiero hacer una lista (que en internet funcionan de maravilla) sobre westerns que no habéis visto.
Y por último, volvemos a Zinemaldía. Y allí habrá gente como Denzel Washington o Benicio del toro, películas como La Isla Mínima y, ¿por qué no?, muchos pintxos.
Muchos.
Yo estaré a caballo entre este blog y G de Gastronomía, donde espero hablaros con mucho detalle de toda la sección Culinary Zinema del festival. Para reforzar filas por aquí vendrá Pelayo Sánchez, al que los incondicionales del blog (si es que esa gente existe) seguro recordarán. Entrevistas, críticas y lo que ustedes quieran. En Facebook y Twitter también.
¿Cómo no va a ser bueno volver?