He de confesar que Rothenburg ob der Tauber, era un lugar que tenía pendiente de visitar desde hace muchísimo tiempo. Y últimamente cada vez que veía una foto en Instagram, se me apetecía aún más. Esta ansía por conocerlo, no decreció cuando empecé a investigar sobre él. De ahí que las dos tardes y las dos noches que pasé por allí, dieran para mucho. Disfruté de este lugar en calma, aprovechando que actualmente no abundan los turistas. Y como no tenía grandes propósitos, me dejé llevar por sus calles. Y de esta aventura tan sencilla pero tan gratificante, surgieron algunos planes que ahora mismo os voy a contar al detalle.
Qué hacer durante un día en Rothenburg ob der Tauber, Baviera.
Disfrutar de la famosa plaza Plönlein y de sus alrededores, bajo la luz del atardecer.
Dicen (con razón) que Rothenburg ob der Tauber es el pueblo más bonito de toda Alemania. Esto mismo también debió de pensar Walt Disney porque se inspiró en sus calles y en esta plaza que véis en la foto de abajo (das Plönlein), para hacer la película de Pinocho. Por allí todo es bonito y podría pasarme horas y horas, fotografiando fachadas y rincones. Bueno, en realidad a eso me dediqué las pocas horas que disfruté de él. Otra plaza que no os podéis perder es la del ayuntamiento (foto 5). Allí encontraréis unos edificios increíbles, a los que no les falta detalle. Y tampoco le faltan terrazas al aire libre, donde podréis sentaros un poco y tomar algo refrescante. Las calles adoquinadas de Rothenburg ob der Tauber, sus fachadas y tejados son una maravilla. Así que os aseguro que acabaréis con tortícolis de tanto mirar hacía arriba.
Hacer un maratón de tiendas de decoración navideña.
¿En pleno verano? ¡Por supuesto! Es más, este plan es perfecto para vosotros si os encanta coleccionar bolas de Navidad y queréis llevaros a casa algunas de lo más originales. No sé si lo sabréis pero la famosa tienda Käthe Wohlfahrt, tan común en las grandes capitales y en los puestos de los mercadillos navideños alemanes, es originaria de este lugar. Allí abundan sus tiendas (principalmente en la calle Herrngasse) y hay una muy especial, llamada el pueblo de Navidad (en alemán Weihnachtsdorf). Una pena que estuviera prohibido fotografiar su interior porque ibáis a flipar (foto 7). Pero mira, mejor para vosotros. Así os sorprenderá más, cuando la decidáis visitar. Como ya os imaginaréis, yo entré en ella y también piqué. Y me traje un par de cosas para decorar mi árbol estas navidades. Si queréis saber lo que hay dentro de esa caja, podéis pasaros por mis stories de Instagram porque hoy os lo voy a enseñar.
Fotografiar fachadas de casas medievales a las que no les falta detalle.
Es increíble lo bonitas y cuidadas que están todas las casas y calles del centro histórico. Bueno y también, de los alrededores. ¡Que remedio! Porque se trata de un lugar tremendamente turístico que ha sabido rentabilizar perfectamente su imagen de ciudad idílica a nivel mundial. Al parecer su casco antiguo se conservó muy bien durante la época de guerras y apenas resultó dañado. Una suerte porque así podemos disfrutar de él, sabiendo que lo que tenemos delante es original y único. Además de sus fachadas en las que predominan los colores pastel y los entramados de madera, os recomiendo disfrutar de sus murallas. Es muy fácil localizarlas porque rodean todo el casco antiguo y podéis subir a ellas a través de diferentes escaleras (foto 22). Pasear por allí arriba os permitirá ver la ciudad desde otra perspectiva.
Probar sus famosas bolas de nieve, con más de 300 años de tradición.
En alemán se llaman Schneeballen (fotos 15 y 16) y podréis comprarlas en cualquier panadería o confitería del casco antiguo. Os aconsejo pedirlas variadas y así podréis probar muchos más sabores. De primeras, no tienen muy buena pinta porque parecen muy secas pero os aseguro que saben bien. Están hechas a base de azúcar, harina, nata, mantequilla y huevos. ¡Una auténtica bomba de calorías! Pero aunque no es algo para comer todos los días, tienen una ventaja: su composición seca hace que se conserven frescas muchísimas semanas. Así que son un souvenir perfecto para llevaros de vuelta a casa.
Alojarse en el hotel Mittermeiers Alter Ego y disfrutar su menú degustación.
Sin duda, un hotel al que voy a volver. Y esto os lo dice alguien que en diez días, se alojó dos veces en él. Me transmitió absoluta confianza y está totalmente adaptado a las medidas de seguridad actuales. El personal es adorable y las habitaciones son muy estilosas e inspiradoras. Tiene una zona común donde te puedes relajar o cocinar en un ambiente espectacular. A la entrada hay unos cojines dispuestos en el suelo del jardín, ideales para desconectar mientras respiras aire fresco. Y si os gusta daros un capricho de vez en cuando (gastronómicamente hablando), no dejéis de visitar su restaurante Mittermeier. En él predominan los productos regionales y las creaciones al más puro estilo gourmet. Sin hablar de los vinos que sirven, algunos de ellos son dulces y están realmente exquisitos. No sé que pensaréis vosotros pero a mí, no se me ocurre mejor manera de acabar un día que disfrutando de una maravillosa cena.
En definitiva, mi amor por Rothenburg ob der Tauber es incondicional. Es un lugar que no me puede gustar más y que automáticamente he incluido en mi lista de ciudades alemanas favoritas. No os olvidéis de que tenéis todas las recomendaciones sobre Rothenburg ob der Tauber en las stories destacadas de mi perfil de Instagram ( Baviera). De esta manera, disfrutaréis en vivo y directo de todo lo que por aquí os cuento. Ah, y si estáis interesados en reservar el hotel, aquí os dejo el link para que podáis hacerlo: Hotel Mittermeiers Alter Ego.
Y hasta aquí ha llegado el post de hoy. Espero que os haya gustado e inspirado. ¿Qué me decís? ¿Conocéis Rothenburg ob der Tauber? Si es así, ¿qué es lo que más os ha gustado? ¿Volveríais a visitarlo? ¡Espero vuestras respuestas en los comentarios! Y de paso, os mando un abrazo.
Por cierto, los meses de julio y agosto reduciré las publicaciones en el blog. Esto quiere decir que habrá un nuevo post: semana sí, semana no. Pero me mantendré bastante activa en Twitter e Instagram, donde como hasta ahora, compartiré: mi día a día, ideas de decoración, rincones con encanto de Berlín y un montón de cosas más.
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