Hemos cambiado de rumbo, hemos dejado el lado salvaje en que la naturaleza moldea al hombre para meternos de lleno en esos sitios en que el hombre que se ha creído civilizado ha llegado al éxtasis de su locura por su propio ego. Donde iba a encontrar en este mundo el lugar donde los hombres se han creído más que nunca el centro del mundo? naturalmente Versalles se lleva la palma de todo, lo civilizado llegó a ser grotesca y quizás por eso mismo sea necesario recorrer los pasillos, los salones, mirarse en los espejos, tocar la piedra moldeada, el mármol que representa la cara de alguien que ya no está o que quizás se esconde en algún rincón oscuro (difícilmente) de este centro de recreo que es la Varsalles palaciega, lugar de citas, pretensiones monárquicas, acuerdos no escritos, quizás muertes concertadas, rito de romances prohibidos y demás acciones que lleva una sociedad a punto de caer… la revolución llamaba a sus puertas.
La llegada siempre impresiona, los numerosos edificios que componen Versalles actual son muchos y el reclamo turístico hace que la visita se convierta algunas veces en imposible. Las fotos tienen que hacerse al techo puesto que la masa humana se mueve por sus sales visitables como las mareas enfurecidas, parece que se les van a dar algo de lo allí encerrado. No es un lugar para estar mucho tiempo puesto que tanta gente hace que el esplendor se quede en casi nada sumergido en marea de turistas llena de curiosidad y sin embargo, hay que visitarlo.
Versalles comprende hoy día tres palacios El gran palacio Versalles, Gran Trianón y Pequeño Trianón, añadiendo una infinidad de edificios situados en la villa conformados por las grandes y pequeñas caballerizas, el llamado hotel de los Pequeños Placeres, sala de Juego de la Palma y el Gran Común por mencionar algunos de ellos. Lo peor que se ha hecho en este lugar ha sido dividir con nombre las zonas… es difícil para el visitante y caótico para la visita aunque naturalmente se hace más recomendable para el bolsillo de lo que se recauda aquí en entradas que puede ser una cantidad astronómica todos los días.
La característica de estos lugares viene dadas en cifras, así tenemos que cuenta con 700 estancias, 2.513 ventanas, 352 chimeneas (1.252 durante su mayor esplendor), 67 escaleras, 483 espejos (repartidos por la Gran Galería, Salón de la Guerra y Salón de la Paz). La superficie total es de 67.121 m² de los cuales 50.000 están abiertos al público. Como vemos podemos contemplar casi todo lo que encierra; no ha quedado nada más que las dependencias de oficinas y administración vedadas al público en general.
Lo más visitado de Versalles y donde te encontrarás multitud de personas (cuándo será el día que pongan tope a las visitas por dia¡) son la Sala de los Espejos, la Capilla Real y la Casa de la Opera. Pero hay algo que atrae a todo el mundo: pasearse por los jardines quizás porque encierren cierto sabor a nobleza y también hace que la imaginación vuele. El Gran Canal se nos antoja de película, el inmenso lago artificial donde solían pasar el rato con sus naves de guerra y quizás juegos de guerra palaciegos y l’Orangerie; un lugar donde el rey que era la única persona que podía cultivar naranjas en París, tenía sus naranjos que daban sus frutos todo el año incluído el invierno.
Y metidos en la marea humana que tanto en invierno como en verano y estaciones puente abarrotan el lugar entramos en ese lugar que cuando está desierto puede producir ciertos fenómenos mentales: La Galerie des Glaces es la más famosa del Palacio de Versalles. Mide unos 76 metros de largo y tiene 17 espejos en forma de arco alineados con 17 ventanas con vistas a los jardines del palacio. El techo está decorado con pinturas que relatan varias historias de los triunfos de Luis XIV. Tenemos que tener en cuenta que en esta época los espejos eran algo sumamente lujoso (algunos de los espejos en la sala requerían de hasta 5.000 horas de mano de obra para ser construído); la creencia de que si rompes un espejo tendrás siete años de mala suerte viene de aquí precisamente de esta Sala de los Espejos. Tenemos la historia escrita de que si un sirviente rompía un espejo en esta sala, el repararlo le costaba siete años de paga.
También brindó su decorado a un pacto: el Tratado de Versalles, nunca mejor colofón de una contienda, me imagino que para dar un poco de morbosidad al perdedor, haciéndolo pequeño ante tanta grandeza.
Pasamos a la Casa de Opera reconocida por su perfecta acústica y es que el auditorio del lugar está hecho completamente de madera permitiendo que no tuviera igual en lo que a sonido se refiere. La Casa de Opera fue construida al final del reinadoo de Luis XV (1770). La Casa de Opera mareaba a cualquiera y sigue mareando por sus dimensiones. Tenía cabida para 712 personas cómodamente sentadas. Hay que destacar que esta sala tiene un mecanismo que le permite ponerse a nivel de escenario o más bajo; de manera que servía para mútiples cosas, un salón de baile espléndido. Este mecanismo fue usado durante la boda de María Antonieta y Luis XV permitiendo que el banquete de la boda fuese en este mismo lugar.
Era dificil mantenerla puesto que hacían falta 10.000 velas para alumbrarla es quizás por lo que era reservada para casos realmente importantes. Actualmente con electricidad la Casa de Opera es usada para conciertos y óperas, aparte del interés turistíco.
En la Capilla Real Luis XIV escuchaba misa todos los días y también donde Luis XVI y María Antonieta se casaron. La arquitectura es gótica y barroca dándole buen marco sus columnas del 1700. El rey el escuchaba las misas desde una tribuna al mismo nivel que los departamentos reales (curiosidades que existen entre los reyes, ver la misa desde la cama o desde el dormitorio), solo bajaba a la iglesia para ceremonias sumamente importantes. Hoy en día, la Capilla Real es un lugar que resalta por sus detalles arquitectónicos y esculturas de primera calidad.
El Gran Trianon se incluye gracias a Luis XIV que lo compró y después demolió para construir una casa. Se dice que el buscaba escapar del protocolo de Versalles y en el Trianon el podía permanecer cerca de su familia y olvidarse de las formalidades de ser un rey.El Gran Trianon está restaurado hoy en día y a pesar de ser mucho más pequeño de lo que fuese en la antiguedad es tan majestuoso como el palacio principal. Caso curioso: a Maria Antonieta le encantaba vivir en el Trianon.
L’Orangerie está en las afuera del Palacio y situado a su lado izquierdo. Es aquí era donde el rey tenía sus naranjos. Curiosamente Luís tenía naranjos móviles que podían llevarse a invernaderos cuando el clima asi lo requería, permitiendo así que pudiera disfrutar de las naranjas en cualquier época del año.
Ya en los jardines nos encontramos el Gran Canal. Este es un lago artificial de grandes dimensiones mandado a construir por el rey. En el Gran Canal solían navegar las galeras de guerra y otras embarcaciones, incluyendo góndolas venecianas las cuales servían para que la realeza paseara por el lago y de vez en cuando se hacían la guerra como niños (tan aburridos estaban con tanto poder que no sabían que inventarse) . En la actualidad es posible alquilar lanchas de remos para navegar en el lago (parecido al Retiro pero a lo bestia). No olvidarse llevar pan para los amistosos patos que nadan por el lago.
*Cómo llegar a Versalles desde Paris:
RER (Réseau Express Regional, el metro): Línea C en dirección a Versailles – Rive Gauche, se baja en la estación Versailles – Rive Gauche. El trayecto dura unos 30 minutos.
Autobús público: Línea 171 y bajarse en Chateau de Versailles
Taxi: Precio aproximado de unos 30 euros
Vehículo privado.
* El Palacio de Versalles está abierto todos los días excepto los lunes, días festivos nacionales en Francia y ceremonias oficiales en el Palacio.
Las horas de apertura son:
Del 4 de julio al 31 de octubre, el palacio abre de 9:00 a 18:30
Del 1 de noviembre al 31 de marzo el horario es de 9:00 a 17:30 . La última entrada es media hora antes del cierre.
Los jardines abren diariamente de 7:00 (8:00 en invierno) hasta el atardecer, que es precisamente el mejor momento (entre las 17.00 y las 21:30 dependiendo de la temporada).
El precio de entrada es de 13,50 euros, aunque hay tarifas reducidas a partir de las 15.00 de la tarde por 10 euros.
El Ticket de Museos y Monumentos de París sirve también para el Palacio de Versalles; así como el Pase de Acceso válido por un día entero. Este cubre el acceso a prácticamente a todo con la facilidad de evitar tener que formar las filas de espera y proporcionando guías en audio durante el recorrido. El pase cuesta 25euros durante los fines de semana de temporada alta.
DAMADENEGRO 1/3/2009
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