El drama Miel(2013) supone el primer largometraje dirigido por Valeria Golino (intérprete en Leaving Las Vegas, Four Rooms y la saga Hot Shots!, entre otras), cuyo guion, adaptación de la novela A nome tuo, de Mauro Covacich, fue coescrito por la propia directora junto a las guionistas Francesca Marciano y Valia Santell. La película narra un fragmento de la vida de Irene, una joven que dedica su tiempo a ayudar a enfermos terminales, proporcionándoles las sustancias necesarias para que puedan abandonar su sufrimiento en paz. Sin embargo, la ?enfermedad? de Grimaldi -uno de sus pacientes- no parece ?hablar? en los mismos términos. Y hasta aquí debo leer.
El guion del film, si bien está correctamente estructurado, bientratando a los personajes y funcionando tanto en diálogos como en planteamiento, no termina de brillar en su conjunto. Le falta alma; carece de una esencia propia que permita a la película distinguirse de otros relatos de ?viajes interiores? (véase Into the Wild, referente de gran fuerza ya desde el propio manuscrito, desarrollando todo un ejercicio de estilo en su posterior puesta en escena). Pero sí, las comparaciones son odiosas.
La dirección de Valeria Golino es uno de los puntos fuertes de la película. A pesar de no encontrar un estilo definido y autoral en el tratamiento visual del relato, la directora sí demuestra saber ?dónde? poner la cámara para no limitarse a narrar lo acontecido, planteándonos también puntos de vista curiosos, diferentes; distanciándonos de lo mostrado en determinadas ocasiones, y hundiéndonos en la propia piel de la protagonista en otras. Se nos muestran así, mediante un montaje abrupto y cortante, una sucesión de situaciones, retratadas muchas de ellas desde el ferviente punto de vista de Irene -acentuadas con composiciones y tonos de color bellos, tendentes a lo pasional-, y vistas otras a través de un ojo puro, limpio, desde una perspectiva abúlica que se limita a observar, sin juzgar lo presenciado ?tendentes a lo racional-.
Pero el aspecto más potente del film es su tratamiento sonoro, que destaca en esta ocasión sobre lo puramente visual, huyendo el sonido en más de una ocasión de su función básica (la realista) para subrayar las acciones, jugando con la expresividad. Las elipsis sonoras en determinados flashbacks (que no spoilearé aquí) suponen un punto a destacar en el tratamiento sonoro de la película, destacando en este caso la función dramática de las acciones.
Desde el punto de vista de un servidor, Miel es una película bien planteada, correctamente estructurada e inteligentemente dirigida, pero que no termina de funcionar en su conjunto al no tener ?nada nuevo? que relatar; la poca vistosidad (aunque correcta disposición) de la base -el guion- provoca que la estructura -la película en sí misma- no termine de mantenerse firme.
En una frase: Miel demuestra el potencial de Valeria Golino detrás de las cámaras; la película, más allá de eso, no termina de cuajar.
Pelayo Sánchez