¡Al fin! De una vez por todas, comienzo a compartir con vosotros mi viaje de carretera por California y otros estados vecinos. Como bien sabéis los que me seguís por las redes sociales, en octubre del año pasado me pasé una larga temporada allí. ¡Lo sé, lo sé: no dejé de daros la tabarra y una envidia tremenda vía Instagram! Concretamente fueron 15 días: ¡mitad de carretera, mitad comodones! Y no os podéis ni imaginar el gusto que me da volver a recordar junto a vosotros esta aventura llena de paisajes infinitos, contrastes increíbles y un montón de nuevos descubrimientos.
Como ya os conté anteriormente, llegamos a Los Angeles donde alquilamos un coche muy chulo directamente en el aeropuerto. ¡La verdad es que conducir los primeros días por allí fue todo un reto! Tres días y tres noches que dieron para mucho, y sino me creéis podéis recordarlo aquí.
¡Pero vamos al tema! Con bien de pena pero a la vez muy ilusionados dejamos LA. Ya os podéis imaginar la de tiempo que nos llevó salir de esa enorme ciudad. Así que después de echar gasolina, comprar un montón de agua y con un calor de lo más veraniego, condujimos más o menos una hora hasta la que sería nuestra próxima parada: ¡Malibú! Y ya que estábamos allí, nos pasamos a reponer fuerzas por la mítica cafetería Malibu Farm situada en pleno muelle " Malibú Pier". La verdad es que tanto el café como los sandwiches que nos comimos no eran los más baratos del mundo. ¡Pero nos mereció muchímo la pena, ya que fue toda una experiencia! Daba gusto pasear bajo el sol, ver como la gente local pescaba o hacia surf y sobre todo era imposible no imaginarse cómo sería vivir eternamente allí.
Y ya bien contentos, continuamos de ruta. El objetivo final del día era Solvang, un pueblo a unas dos horas y media de LA. Nuestra intención desde el principio, era viajar relajadamente e ir parando según nos fuera apeteciendo para hacer fotos, comer o curiosear. Después de conducir dos o tres horas debido al denso tráfico, paramos en Santa Bárbara. ¡Esta ciudad con un estilo muy hispano no nos pudo gustar más! Disfrutamos un montón paseando por su calle más comercial "State Street" y cotillenado como las familias llevaban a sus hijos disfrazados tienda por tienda a decir el famoso "trick-or-treat". ¡Por suerte para nosotros era Halloween! Y lo reconozco, también me pasé un buen rato alucinando en una tienda de decoración llena de piñatas de todas las formas y tamaños al más puro estilo mexicano. Tanto fue así, que se nos pasó el tiempo volando y al coger de nuevo el coche había un atasco tremendo. Y claro, lo que tenía que haber sido un viaje de una hora pasó a dejarnos horas y horas tirados en la autopista...
Ya al anochecer, disfrutamos del camino a Solvang por una carretera secundaria en plena montaña. Me fliparon los ranchos y las casas del lugar al más puro estilo americano. Aunque llegamos bien cansados, disfrutamos un montón de una maravillosa cena en el bar del Hotel The Landsby. ¡Otro hotel californiano más, que os recomiendo sin lugar a dudas! Ya a la mañana siguiente y después de desayunar, me fui a pasear con el tiempo justo por el pueblo. Solvang fue fundado por daneses, de ahí que su arquitectura sea tan particular.
Un lugar como de cuento, al que volvería sin pensármelo dos veces. Un primer día de ruta, lleno de nuevas sensaciones y que no nos pudo gustar más. Aunque siempre me quedaba con ganas de conocer más al detalle cada lugar.
Pero la cosa es que: ¡mi aventura americana acaba de empezar! Y en el próximo post seguiremos de ruta. ¿Te apuntas?
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