Llega lo nuevo de Thomas Vinterberg a las pantallas españolas tres años después de una de sus obras más reconocidas por la crítica, La caza (Jagten, 2012). Y presentemos, porque el director danés se rodea de un reconocidísimo equipo artístico. Entre ellos, nos encontramos al compositor Craig Armstrong, ganador de un globo de oro por Moulin Rouge; la ganadora de un Oscar por el montaje de Platoon en 1986, Claire Simpson; el vestuario de Janet Patterson, nominada cuatro veces a los glamurosos premios de Hollywood o el diseñador de producción de películas como Trainspotting, Kave Quin. Además repite Charlotte Bruus Christensen, directora de fotografía que le acompaña desde que en 2010 hicieran juntos Submarino.
Pero vayamos al cine en sí. Enfrentarse al discurso más agresivo de Vinterberg es tan complicado como placentero. Dos sensaciones que luchan por sobreponerse pero que confluyen en la mente de aquel que se abre a la pantalla crítica, aquella que te arrastra a un mundo desolado, relativamente real, sin tapujos y que te aborda por todos lados. El mal, siempre vinculado a personas, impregna cada momento, y genera explosiones de ánimo a lo largo de su metraje que hace a uno retorcerte en el asiento. Llegado a este momento, olvidad al Vinterberg desgarrador e informal que le ha hecho destacar. Lejos del mundanal ruido es una cinta de época que se aleja de lo que quizás uno espera. Hay que cambiar rápido de perspectiva para enfrentarte a una película diferente de lo que nos tiene acostumbrados, y que se convierte, posiblemente, en unas de las obras más formales del director danés.
En este caso la historia, adaptada de la novela homónima de Thomas Hardy, nos devuelve a la Inglaterra del siglo XIX y se centra en la historia de la independiente Bathsheba Everdene (Carey Mulligan), una mujer que quiere construirse a base de carácter y principios. Debido al fallecimiento de su tío, hereda la mayor granja de su localidad, por lo que se tendrá que poner al frente de un trabajo poco frecuentado por mujeres. Además, tres hombres entrarán en su vida y harán que se tambaleen sus ideales: el ganadero Gabriel (Matthian Schoenaerts), un sargento llamado Francis Troy (Tom Sturridge) y William Boldwood (Michael Sheen), un próspero soltero.
Si algo destacan las películas de Vinterberg, es en la construcción de unos personajes con discursos y valores propios que remueven la trama para ejercer un poder vinculante con el público. En este caso el tema principal tiene que ver con la representación de una sociedad patriarcal en el que entra una fuerte e impetuosa joven para desestructurarlo. Una representación de la lucha femenina por conseguir igualdad, en el que sus propias ideas se ven arrastradas hacia uno u otro lado ante engaños, suposiciones, valores y testarudez.
La fragilidad de los personajes se hace palpable y la puesta en escena juega el papel prejuicioso que les generan esa ruptura entre lo que son y quieren ser. Es aquí donde encontramos la esencia y la unión al resto de su filmografía, tanto en ciertos aspectos profundos de personajes como en unos planos que, en ocasiones, buscan esa sensación de conectar con las emociones y traspasar la pared a través del movimiento y la descripción del cuerpo. Pero tan pronto nos acercamos, el detalle prefiere pasar desapercibido y se acentúa más el sentimiento que la sensación, sin expresiones explicitas evidentes salvo en determinados momentos que evidencian lo que se esconde tras las cámaras.
Un drama británico de época que se separa de lo visto anteriormente del director, pero que no por ello juega un papel contrario a lo que cuenta. Quizás su ritmo, en ocasiones menor al deseado, sea su carencia más grande, pero su fotografía y puesta en escena elevan un resultado que lo cierra una magnífica banda sonora y unas actuaciones interesantes. Así como describe la película, la analogía de la mujer en un entorno hostil y el espectador que busca reconocer explícitamente el cine pasado del director, puede ser la parte más complicada a la hora de enfrentarse a esta obra, especialmente para aquellos que no busquen (ni les interese) lo que ofrece.
Frase: Interesante cinta de época romántica, con tintes críticos y con algo del Vinterberg más visceral (en todos los sentidos).
Victor J. Alvarado