Hace unas semanas os contaba en esta entrada “lo que más y lo que menos me gusta de vivir en Alemania“ algunas de las peculiaridades de los teutones. Hoy vengo a hablaros de una de esas costumbres muy pero que muy alemanas, que por fin después de 5 años he llegado a aceptar como “normal”. Se trata ni más ni menos de la costumbre de andar descalzos por la calle.
Quizá muchos de los que me leéis desde Alemania me podéis decir que nunca lo habéis visto, pero os aseguro que en 5 años que llevo ya viviendo por estos lares, son muchísimas las veces que me he topado con este extraño fenómeno.
Ahora que empieza el buen tiempo y el calor son muchos los niños que andan descalzos por la calle. Sin ir más lejos, en la guardería de mis hijos cada año por estas fechas nos dan una circular para firmar donde autorizamos (o no) a que nuestros retoños anden descalzos por el jardín. Como pueden pincharse con alguna piedra o rama, se curan en salud pidiendo permiso por escrito por eso de eludir responsabilidades posteriores (todo muy alemán)
Ya os digo que siempre la hemos firmado y hemos dejado a elección de nuestros hijos ir o no descalzos. Mi hija, por ejemplo, el primer año de guardería era muy tiquismiquis ella y no le gustaba andar cual Mowgli por el mundo. A partir del siguiente año se animó y ahora elige lo que le apetece según el día. Lo mismo pasa con su hermano.
Pensaréis que vale, que estamos hablando del jardín de colegio y que no es para tanto. Aquí viene lo sorprendente. Cuando los recojo al mediodía, son muchos los niños que salen descalzos y hacen el camino hasta el coche sin zapatos y los que tienen hermanos pequeños en otro edificio, los recogen también con los pinreles al aire. No es que esté a 1 km de distancia, pero si hay que cruzar una calle por donde pasan coches y andar unos 5 minutos.
Aunque estoy muy familiarizada ya con el asunto, sigue llamándome la atención como corren sin reparos por el asfalto y como sus madres parecen no inmutarse al ver que las plantas de los pies de sus hijos parecen las de Pedro Picapiedra
Siempre me pregunto si les lavarán los pies al llegar a casa o los dejarán así toda la tarde hasta la hora del baño. Las profesoras de la guardería casi todas van también descalzas dentro de las aulas y por el jardín.
Esta no es una costumbre puramente de los más pequeños de la casa. No es la primera vez que veo gente andando por la calle sin zapatos. Hace poco estábamos de paseo por el centro de la ciudad y me llamó la atención un chico de unos 30 años, arreglado y bastante guapete que iba descalzo. Me lo crucé en varias tiendas y él, por supuesto, tenía una actitud de los más normal frente a algo a lo que yo no daba crédito.
Son muchos los especialistas que recomiendan que los bebés no lleven zapatos hasta que empiecen a andar y que siempre que se tenga la ocasión, incluso los adultos, vayamos descalzos. A mí me parece una buena opción cuando estamos en contacto con la naturaleza, ya sea en la playa, la montaña, en un jardín e incluso en los parques infantiles (siempre y cuando no sean lugar de botellón por las noches).
A lo que no le veo beneficio alguno es a andar descalzo por la calle, por el asfalto donde me parece que además de suciedad, podemos tener un susto con cualquier objeto “no identificado”. Esto me llama mucho la atención. En la guardería de mi hija no están permitidos los pendientes hasta los 6 años (esto da para otra entrada) porque se pueden hacer daño según las profesoras, pero parece ser que andar sin zapatos no supone ningún riesgo…
Quiero pensar que en su afán de sentirse libres, de dejar hacer a los niños, de estar en contacto con el medio y con la naturaleza pues toman la decisión de no llevar zapatos cuando llega el buen tiempo. No podría imaginarme esta situación en España pero, desde luego, me parece respetable y una elección de cada familia.
Hace poco leí en un artículo de un periódico que era una moda que estaba extendiendo a muchos países y ya eran varios los famosos a los que habían podido fotografiar con los quesos al aire.
Quizá sea cuestión de tiempo y se normalice tanto el asunto que algún día vayamos al trabajo, al gimnasio o a hacer la compra sin zapatos y si me apuras, sin ropa
Una anécdota: hace unos años estaba con unas amigas y sus hijos en un parque infantil de Düsseldorf y había un niño de unos 4-5 años jugando completamente desnudo. El parque estaba repleto de niños a esa hora. La madre tenía la ropa del niño encima de una mesa y, mientras ella hablaba por teléfono, el niño correteaba cual Adán por el paraíso pero sin taparrabos. Recuerdo que la estampa me impactó muchísimo y los otros niños también parecían sorprendidos. No sé si al niño se le mojó la ropa, si se la quiso quitar él o si fue una decisión de la madre pero fue una de las situaciones más extrañas que he vivido en Alemania.
¿Conocíais esta costumbre? ¿Lo habéis visto alguna vez en otros países o solo me pasa a mí?