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Uno de mis discursos más habituales es aquel en el que admiro algunos de los aspectos de cómo llevan la vida los alemanes.
Adoro mi país y la riqueza de contrastes que se encuentran de norte a sur, este y oeste.
Estoy segura de que pocas veces una nación es tan variopinta en costumbres, meteorología y paisajes. Tanto entre lo que escoger según apetezca en cada época del año o los gustos de cada cual.
Pero también es cierto que desde hace tiempo me siento especialmente atraída por algunos hábitos y forma de ser que suelen reinar entre los germánicos.
Cada vez que leo a Pepa en Ein Tag Mit Pepa me reafirmo más y más en las impresiones que yo había adquirido de mi experiencia con este país.
Soñar con un horario laboral más provechoso y beneficioso para la vida familiar, que todos nos organizáramos mejor para eliminar los tiempos muertos, una ciudad más verde y solidaria...Son cosas con las que me gustaría contar en mi vida diaria, pero que no están tan presentes en nuestra cultura.
Pero que alabe estas costumbres no quiere decir que pudiera abrazar el carácter alemán en sus 360º. NO, NO. Que ante todo soy española, y hay cosas que no cambio por nada del mundo.
Reflexionando un día sobre esto se me ocurrió que quizás fuera una buena idea preguntar a Pepa que opinaba sobre todo esto que me rondaba.
Nadie mejor que ella, asturiana afincada con su Pepe en Alemania desde hace años, para sacar a relucir los brillos de uno y otro lado y QUEDARSE FINALMENTE CON LO MEJOR DE CADA SITIO.
Esta es su selección de las 10 costumbres alemanas y 5 españolas que haría del mundo un lugar mejor para todos.
¿Coincidís en alguna de ellas?
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LAS ALEMANAS...
1. Bendita puntualidad.
Lo sé, topicazo. La abuela del Pepe, una alemana genuina a la que echamos mucho de menos, siempre se encargaba de que llegásemos exageradamente puntual a nuestras citas familiares: mínimo una hora antes. Moraleja: un mundo sin prisas = un mundo menos estresado.
2. Ser directo pero con una pizca de humor.
Me encanta decir lo que pienso en todo momento pero no todos saben hacerlo con sensibilidad y sin perder las formas. Admiro la capacidad que tienen los alemanes de ir al grano pero que muy educadamente: discutir de una manera sana evita sofocones.
3. Reciclaje sí o sí.
¡Aquí reciclan todos y se recicla todo! Además en los supermercados existen unas máquinas para depositar algunos recipientes usados y nos devuelven el importe del envase. Conclusión: a la vez que ahorras un poquito ayudas positivamente al medio ambiente.
4. Practicidad al extremo.
Una mochila-aspiradora para limpiar las escaleras, carritos de la compra con lupa incorporada para los más cegatos, solo son dos ejemplos que a mí me dejaron boquiabierta. ¡Pero claro, para ellos es lo más normal! ¿Para qué perder el tiempo con sobreesfuerzos?
5. Más bici y menos coche.
Creo que no hay cosa más alemana que usar la bicleta para todo. Al principio, me sorprendía mucho que se echaran a la calle con casco y pulseras reflectantes incluso diluviando. Al carajo las apariencias: la bici no contamina, moverse es sadulable y gratis.
6. Jornadas laborales sin la pausa al mediodía.
Cuanto antes se empieza antes acaba, ¿no? Me imagino que esto será lo que piensan los alemanes. Para eso está la Kaffeepause, ¡hombre! y cuando se llega a casa se llega: más productividad, motivación, y satisfacción personal.
7. Flores y más flores.
A menudo los españoles me preguntan por qué en Alemania se venden flores a toneladas en cada rincón. Y es que por lo general, los alemanes compran muchas flores frescas tanto para regalar o para tener la casa bien guapa. En serio: la vida a color se ve mucho mejor.
8. Menos hipotecas y más alquileres.
Esa idea de que alquilar es desperdiciar el dinero para un alemán es bastante surrealista. Vivir dentro de las posibilidades de cada uno y sin ataduras permanentes, nos evita preocupaciones y nos permite aprovechar un montón de oportunidades.
9. Organización, please.
Donde hay un alemán hay una agenda. Algo que no me costó demasiado asimilar, porque yo en este aspecto siempre fui bastante alemanizada. Listas para todo, citas bien claras, contactos a mano: menos despistes y más tiempo libre para uno mismo.
10. Adorables jardines de cerveza.
No hay cosa que me guste más que terminar el día sentada al sol mientras disfruto de una rica cerveza alemana y un brezel. Disfrutar del atardecer al aire libre entre risas y buena compañía: la mejor de las terapias para salir de la rutina.
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LAS ESPAÑOLAS...
1. Viva la espontaneidad.
Encontrarse con una amiga por la calle e irse a tomar un café espontáneo para ponerse al día es algo genial. También esos planes de última hora suelen resultar de los mejores e incluso mejor que los hiper-planificados. Disfrutar al máximo del día a día.
2. El vermut dominguero.
Un día el Pepe preguntó muy serio: ¿por qué las abuelas quedaban para tomar copas los domingos al mediodía? No hizo falta que le respondiera, automáticamente me dijo que le parecía una buena idea. Ponerse ropa dominguera e irse de terrazas con amigos: ¡planazo total!
3. Sobremesa eterna.
Las mejores cenas no son necesariamente las más exquisitas. Así que si tienes que preparar una para tus amigos no te pases el día cocinando. Simplemente relájate y dejáte llevar porque realmente la cena es una simple excusa: por lo que vienen todos es por la agradable compañía.
4. Estilazo español.
Me encantan los abuelos que se plantan un polo de Zara para ir al bar de la esquina, las abuelas que se pintan los labios de carmín para ir al súper y que en general la gente se arregle sin excusas. Arreglarse un poquito alegra el día a todos y no hace falta gastarse un dineral.
5. Una buena siesta.
La costumbre española por excelencia. Un día estresante, un madrugón, o simplemente por capricho. Sofá, manta y relax: veinte minutos que saben a gloria y que no importa que idioma hables o de qué país seas: todo el mundo sabe lo que significa el término siesta.
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