Este libro se compone de cincuenta historias con un mismo denominador común, las mujeres. Las protagonistas de estas historias son ellas. Son historias reales, de mujeres reales, que se presentan en forma de relatos cortos, cartas, poesías, etc.
Cuenta las historias, anécdotas, vivencias y experiencias de niñas, madres, abuelas o bisabuelas, contadas desde el cariño por alguno de sus seres queridos. Son historias tiernas, dulces y otras amargas contadas por el alumnado, profesorado y personal no docente del I.E.S. Arcipreste de Hita.
Se trata de un homenaje a todas esas mujeres que son parte de nuestra historia y que no conocemos. Mujeres luchadoras, fuertes, llenas de vida y amor que han sido un ejemplo a seguir para muchas personas y que, por desgracia, no se conocen.
Este libro nos anima a mirar en nuestras casas, a valorar a esas mujeres que, pese a que no son famosas, han influido de manera directa en nuestras vidas. Preguntemos por ellas, por sus vidas, por sus luchas, por sus sueños... y sobre todo, aprendamos de ellas, porque tienen mucho que enseñarnos.
Solo me queda dar las gracias a mi amigo Isma por compartir conmigo este libro, por haberme dado la oportunidad de conocer la historias de estas increíbles mujeres que son heroínas de andar por casa y que, gracias a iniciativas como éstas, se les hace un homenaje para darlas a conocer.
Os dejo con su relato:
La vida de mi bisabuela
Cuando mi bisabuela era una mujer joven recién casada, tenía los cabellos largos, oscuros y era de estatura media. Vivía en un pueblo de la provincia de Guadalajara, llamado Salmerón, con su marido y sus tres hijos.
Un día estaba en su casa tranquilamente haciendo las labores de la casa y llamaron a la puerta. Eran unos soldados franquistas que estaban reclutando a gente para ir a la Guerra a defender a Franco. Mi bisabuelo Antonio se negó a ir y se lo llevaron arrestado. Entonces mi bisabuela se tuvo que quedar con sus tres hijos sola, aunque a veces la ayudaba su hermana, pero cuando se tenían que ir a trabajar, o bien se quedaban solos o iban a la escuela.
Ya, cuando sus hijos crecieron un poco, se los llevaba con ella a trabajar a Madrid a una casa, para servir a una familia, de esta manera no se quedaban solos todo el día.
Un día, mientras estaba trabajando, les llegó un mensaje a la casa para mi bisabuela, diciendo que su marido había desaparecido y que podría estar muerto. Mi bisabuela se extrañó porque el día antes le llegó una carta de mi bisabuelo, explicándole lo que le estaba pasando y dónde estaba combatiendo. Entonces decidió dejar a sus hijos trabajando en la casa y ella irse en busca de su marido. Se ofreció voluntaria para ser ayudante de enfermería en la zona donde estaba destinado, para poder investigar y averiguar lo que le había pasado a su marido.
Cuando llegó a su destino, estuvo buscándolo entre todos los heridos. Como no lo encontró, preguntó a las enfermeras y a los soldados heridos si conocían o sabían algo de él y dónde se encontraba. Día a día se desesperaba cada vez más hasta que se dio por vencida y volvió a su pueblo con sus hijos después de dos años de búsqueda. En ese momento no se podía imaginar que quedaba un año para que terminara la Guerra. Así que dio por muerto a su marido.
Cuando llegó a su pueblo fue en busca de sus hijos a casa de su hermana, que era quien los estaba cuidando. Allí se enteró de que su hermano había muerto y que se tenía que quedar a cargo de sus sobrinos también, además de sus hijos. Asumió el cargo y empezó a contar al resto de su familia lo que le había pasado y lo que había vivido mientras estuvo en la Guerra.
Pasó un año y dieron la noticia que mucha gente esperaba: ¡que había terminado la Guerra! Cuando volvió a su casa después de trabajar y abrió la puerta, se encontró con su marido de pie en la entrada esperando su llegada. Éste, al verla, fue corriendo a abrazarla. Después estuvo contándole su marido lo que le sucedió durante los años que estuvo en la Guerra.
A partir de este día mi a bisabuela vivió tranquila hasta que murió a los 89 años.
¡Feliz semana de la mujer!