La NASA ha creado un mapa donde se pueden visualizar los lugares del mundo donde hay más contaminación. Hay muchos lugares que compiten por ello, pero, lógicamente, todos ellos en ciudades y regiones donde hay un alto grado de industrialización.
Morir por exceso de contaminación
Según este mapa elaborado por la NASA creado por científicos para investigar los efectos de la contaminación sobre la salid, hay más de 2 millones de muertes cada año causadas por la contaminación de partículas finas o PM 2,5 provenientes de la quema del combustible en los coches, de algunas industrias y otras fuentes.
En el lado contrario, hay incluso regiones donde se ha logrado disminuir la contaminación desde la década de 1850. Las regiones con un aire más limpio se ubican en el centro de Sudamérica y en el sureste de Estados Unidos, donde el número de quemas agrícolas ha disminuido desde mediados del siglo XIX.
Un problema de salud pública
Los médicos aseguran que respirar partículas PM 2,5 provoca asma, enfermedades pulmonares y ataques al corazón. En muchos casos, este tipo de contaminación persiste durante varios días o, incluso, semanas, y hay un aumento de problemas respiratorios y cardiacos y más visitas a los hospitales por esta causa.
La zona donde más persisten estos gases contaminantes, pasando meses sin que desaparezcan del todo, es China y el norte de la India. El número de muertes prematuras en estos países aumenta cada año, convirtiéndose en el mayor problema de salud pública.
La contaminación ambiental es un problema de salud pública y un riesgo contra el que no hay capacidad de protección individual, recalcan los expertos.
Nuevas alarmas
La Agencia Europea de Medio Ambiente ha reeditado su informe de 2000 con nuevas «lecciones» para prevenir daños en la salud y el entorno medioambiental, tras las advertencias de los efectos nocivos de algunos productos químicos asociados con las nuevas tecnologías. Es el caso de los insecticidas DDT, el plomo o los clorofluorocarbonos (CFC), cuya demostrada acción sobre la capa de ozono provocó su total erradicación.
El documento, "Lecciones tardías de alertas tempranas: ciencia precaución e innovación", reúne en 750 páginas el «verdadero impacto» en la salud de los nuevos productos y la tecnología, como teléfonos móviles, tabaco, nanoproductos o combustibles fósiles y sus derivados.
El informe recuerda que, como genéricos, los más peligrosos contaminantes ambientales, porque están casi en todas partes, son los que se conocen como alteradores o disruptores endocrinos (EDC), sobre los que actualmente legisla el Parlamento Europeo.
La Comisión de Medio Ambiente del Europarlamento ha votado por la posibilidad de limitar la exposición de estos químicos entre la población más vulnerable: niños, mujeres gestantes o en edad fértil y adolescentes, cuyos organismos aún sufren transformaciones y son más sensibles a cambios hormonales.
Los EDC interrumpen o alteran los procesos naturales del metabolismo y provocan desarrollos tempranos o interrumpen la normal comunicación hormonal. Cánceres hormonodependientes, algunos grados de autismo, infertilidad en hombres y mujeres, además de diabetes se asocian con la exposición temprana y prolongada a EDC.
Identificar la presencia en los productos de consumo de éstos contaminantes, entre los más comunes los parabenos y el bisfenol A, es un primer paso para crear conciencia colectiva del riesgo, apunta los investigadores.
La meta es que la legislación europea establezca criterios que garanticen la identificación del mayor número posible de EDC a los que está expuesta la población. Y antes las dudas sobre los efectos, se aboga por el principio de precaución porque si estamos en lo cierto y no se hace nada, las consecuencias, irreversibles, se pagarán durante generaciones, insisten.