Reflexión del jueves: después de la lluvia
Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves, el tiempo vuela, en nada terminamos el tercer mes del año. Ya sabéis que el post de hoy es improvisado, lo escribo sobre la marcha, a ver qué sale. Y sin más rollo, empezamos.Hace una semana la lluvia nos visitó de una manera un tanto abrumadora. Al principio la recibí con alegría, el agua es un bien necesario. Pero cuando llevaba tres días viendo llover sin parar empecé a cansarme. Me daba miedo que los semilleros y las verduras que tenía plantadas terminaran inundados, y mi prado estaba empezando a estar intransitable. El huerto parecía el patatal en el que Anne Shirley se caía cuando iba a capturar a su vaca. Además, la ropa seca peor y yo llegaba a casa hecha una sopa de los paseos, a pesar del chubasquero y el paraguas.
Así estaba el huerto
Pero entonces, de pronto, paró de llover. Y salió el sol. Y cuando volví a la finca, por la carretera, pude ver que todo lo anterior había sido un regalo. Los prados estaban verdes y brillantes, salpicados de flores de todos los colores. Había margaritas, dientes de león, centaúreas, verónicas, hierba de San Roberto y mil y un flores más. Los árboles, por los que tanto lloré al ver a la efímera mimosa desaparecer, lucían blancos y rosas, diciéndome que pronto tendría melocotones, saúco y cerezas.
Cuando entré en el prado el camelio y el rosal estaban impresionantes, daba miedo mirarlos por si estallaban, de lo llenos de flores que se veían.
Y el huerto ya no era el papatal de Anne Shirley. Las verduras estaban verdes y esplendorosas, y todo olía a tierra nueva y cielo recién lavado.
Las temperaturas subieron y me pasé una semana maravillosa, plantando con mi camiseta de tirantes, cantando y celebrando. Porque la vida, en el fondo es eso, celebrar. Celebrar pequeños logros, pequeños momentos que para nosotros son enormes, pequeños avances que son un paso más de lo que esperábamos. Celebrar.
Y ahora, como suele ser habitual en mí, voy a cambiar de tema. Y es que es curioso lo que hace nuestro cerebro, que a veces arece que va por libre.
Hablaba yo el otro día de unas pelis españolas. Hablamos de “Loco por ella” y “Eres tú” porque soy bastante fan de Álvaro Cervantes, y yo dije que en “Loco por ella" salía Elisabeth Larena, y todos juraban que era Susana Abaitua. Entonces yo mezclé dos personajes en "Eres tú", el de Elisabeth y el de Susana. Y juraba que en “Los misterios de Laura” salía Susana, y ellos juraban que salía Elisabeth.
Total, cuando llegué a casa me puse a buscar a las dos actrices, porque me parecía muy raro que las confundiese continuamente, cuando no suelo equivocarme con la gente.
Bueno, pues buscando, descubrí que las dos habían salido en Cuéntame haciendo el mismo papel, de hija de Jordi Rebellón. Era un personaje que salía de manera esporádica y yo no me di ni cuenta de que habían cambiado de actriz, pero claramente mi cerebro lo registró y las conectó.
A día de hoy me sigo haciendo un lío, jajaja, pero al menos ya entiendo lo que pasa. Y por hoy lo dejamos aquí. Espero que tengáis muy buen final de semana y un finde estupendo, con Domingo de Ramos incluido.
Mil gracias por leerme y hasta el lunes.