He sobrevivido años de mentiras, infidelidades, silencios eternos, y preguntas sin respuesta. Cuando alguien se decidía a opinar que no eras la adecuada o que jamás serías la única para mí, mi respuesta era un leve asentimiento de cabeza. Porque después de todo lo vivido, después de tantos desplantes, después de tanto dolor, en lo más hondo de mi ser quería creer que todo lo que había perdido, todo lo que había sacrificado, todo lo que perdí por el camino, era por y para algo. Porque te quería, porque te amé hasta el extremo de pensar y sentir que eras y serías la única.
Hace apenas diez días arrojé a las llamas la alianza que iba a significar nuestro compromiso, la misma que pensaba poner en tu dedo un día de San Juan como el día que nos conocimos corriendo 2002. La vi poco a poco fundirse y desaparecer en la nada. Y en esa misma nada fueron poco a poco desvaneciéndose mi paciencia, mi cariño, mis sentimientos por ti. Como te dije en un sinfín de ocasiones, en nuestra casa, en nuestra cama, en la más absoluta intimidad y privacidad, así como en el sinfín de lugares que fueron especiales para nosotros, nuestra relación éramos tú y yo, y a nadie más tenía que importarle ni siquiera un poco. Porque juntos a nosotros tampoco nos importaban los demás.
Hace semanas, quizás meses, me iba a la cama en un espacio que sentía nuestro, el mismo al que en su día te referiste como nuestra casa, un espacio que me esforcé por compartir, para que fuera algo de los dos. Hoy me iré a la cama, y como cada día, te echaré de menos a mi lado. Y en lugar de las noches de hace meses en las que lloraba desconsolado pensando si pude hacer algo más, seré una vez más consciente de que no, lo hice todo por ti, y te lo di todo. Quede claro amor, que no te culpo por cambiar tus planteamientos, que espero que seas feliz allá donde te lleve tu camino, y que espero de corazón que en ese camino que ya no compartes conmigo encuentres aquello que buscas.
Y lloraré, pensando que no pude dar más a quien tanto daño me hizo, a quien tantas veces me fue infiel, a quien tanto me mintió, a quien tanto faltó a nuestra intimidad y nuestras promesas. Y mientras derramo cada una de esas lágrimas, pensando que al final no mereció la pena ni tanto dolor ni tanto sacrificio, sonreiré, pensando que mejor antes que después. Como bien me dijiste estás mejor sin mí, y yo sin ti.
Porque antes, todas las canciones me hablaban de ti, y a día de hoy nos sobran los motivos.
¨Este adiós no maquilla un hasta luego
Este nunca no esconde un ojala
Estas cenizas no juegan con fuego
Este ciego no mira para atrás
Este notario firma lo que escribo
Esta letra no la protestaré
Ahórrate el acuse de recibo
Estas vísperas son las de después
A este ruido tan huérfano de padre
No voy a permitirle que taladre
Un corazón podrido de latir
Este pez ya no muere por tu boca
Este loco se va con otra loca
Estos ojos no lloran más por ti”.
Se feliz amor, gracias por el tiempo en que fuimos felices juntos, pero, como reza uno de los grandes mantras de mi vida, los finales felices, son historias sin acabar, y tú y yo nos perdimos por el camino.
Firmado: D